El pasado domingo falleció Manolo, uno de los más bellos ciervos de la manada que vive y pasta en el foso de la ciudadela de Jaca. Desde 1974, estos animales son una atracción turística más de la ciudad y una característica identificativa del monumento. Son el centro del interés de niños y mayores y motivo de alegría y orgullo para los que los cuidan y protegen.

Los análisis apuntan a que la causa de su fallecimiento fue la continua ingesta de plásticos que, de una u otra manera, han llegado al foso de la fortaleza. O bien arrastrados por el viento o bien arrojados por ciudadanos con poco civismo y sin respeto por la vida de los animales.

Por ello, el consorcio de la ciudadela de Jaca ha hecho, de nuevo, un llamamiento a todo el público que disfruta del entorno del castillo para que sea consciente de que, si en todas partes la basura debe ser arrojada a papeleras o contenedores, esta norma de higiene básica debe respetarse en especial en este espacio.

La entidad recuerda que "es absolutamente imprescindible cuidar al máximo el entorno", porque la ingesta de plásticos perjudica gravemente la salud de los ciervos, que hace años que forman parte indisociable del conjunto de la ciudadela y de la ciudad jaquesa.