Tenía razón Ignacio Zarazaga. En noviembre del año pasado, el director de la Función Pública dejó entrever que la extra no se pagaría hasta el 2017 porque no había dinero. El Gobierno maquilló sus declaraciones en una nota, pero era verdad. Ahora, se puede culpar a PP y Podemos, pero pactar algo no presupuestado es una chapuza y un caño a los funcionarios. Prometer lo que no se tiene es un engaño. Y encima, intentar apañarlo sin negociarlo previamente es un exceso de autosuficiencia.