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El análisis de la economía local de Zaragoza

El comercio de barrio en Delicias pide ayuda para no echar la persiana

El nivel de ventas desciende y los locales cerrados cada vez son más

El comercio de barrio en Delicias pide ayuda para no echar la persiana

Gente no falta. Delicias es el barrio más grande de Zaragoza. Supera los 100.000 habitantes, lo que supone que aproximadamente uno de cada siete zaragozanos viven en sus calles. El hecho de que la población sea tan numerosa ha derivado a lo largo de la historia en que este distrito sea también uno de los núcleos comerciales más importantes de la ciudad. Además, su posición en el mapa convierte a las Delicias en una de las puertas de entrada de Zaragoza a través de la carretera de Madrid y la de Logroño, lo que también ha beneficiado al comercio local a lo largo de las décadas.

A pesar de su buena situación estratégica, los pequeños negocios del barrio no pasan por su mejor momento. La crisis económica, el envejecimiento de la población y la falta de renovación urbana han provocado que muchas de las tiendas de toda la vida hayan tenido que bajar sus persianas para siempre, y las que quedan aguantan «como pueden», según afirman muchos de sus propietarios.

PLAN DE DISTRITO

Este hecho es uno de los ejes centrales que trata el Plan Delicias, un análisis exhaustivo que han llevado a cabo un grupo de organizaciones del barrio y que se presentó la pasada semana. Según este estudio, la falta de planteamiento comercial y la escasa actividad en las asociaciones de comerciantes se han convertido en problemas enquistados que lastran la economía en la zona.

La avenida Madrid y la calle Delicias son las zonas que más negocios concentran. Desde la asociación de comerciantes de esta última vía advierten de que las ventas «van en picado». Felipe Sánchez, su presidente, explica que para las tiendas pequeñas es «inviable poder competir con internet y las grandes superficies», y más, «sin el apoyo de las instituciones». En la calle Delicias, según Sánchez, «entre el 20 y el 30%» de los locales están cerrados. En esta arteria peatonal se pueden encontrar negocios de todo tipo, incluyendo firmas de ropa de la multinacional española Inditex y varias franquicias. Pero apenas quedan tiendas que lleven abiertas más de 20 años. «De esas quedan muy pocas, pero es que ahora los autónomos lo tienen muy difícil. Para trabajar hay que pagar, pagar y pagar, y así es muy difícil aguantar si los ingresos no hacen más que bajar», explica Sánchez. Un alquiler en esta calle puede estar entre los 700 y los 1.200 euros para los locales pequeños y alrededor de los 2.000 para los grandes.

En la avenida Madrid la situación no mejora. En ella, históricamente se instalaron multitud de negocios relacionados con el textil y el calzado, pero están cerrando. «Los que se jubilan ya no consiguen traspasar el negocio. Falta relevo generacional», anuncia Sergio Bretos, presidente de la asociación de comerciantes de la avenida y gerente de un comercio de los históricos en el barrio. «En pocos meses va a cerrar Oriol, una tienda de ropa de comunión que lleva muchísimos años. Se jubila la dueña y cierra», cuenta Bretos. «La tienda que cierra ya no se recupera, y los locales que abren ahora son sobre todo de extranjeros», añade.

Bretos es menos catastrofista que su vecino de la calle Delicias en cuanto a las ventas. «Se mantiene. Ni sube, ni baja», dice. Su ventaja, la del comercio de proximidad, es la atención al cliente y la existencia de una cartera de compradores fija. Bretos es dueño de Breylo, una tienda de ropa de señora que lleva en la avenida Madrid 24 años y 76 en el barrio. «Ha cambiado todo mucho. Antes, los locales que cerraban no tenían ni que colgar el cartel de se alquila porque se reabrían enseguida», concluye.

SOLUCIONES

Desde las dos asociaciones apuntan a que desde las instituciones tendrían que potenciar más el comercio de proximidad. «Necesitamos que el ayuntamiento sea nuestro altavoz para que la gente sepa que estamos aquí», demanda Bretos, que pide apoyo del consistorio para realizar campañas publicitarias. Por su parte, Sánchez va más allá y exige actuaciones urbanísticas para mejorar el barrio en cuestiones como «la limpieza y la seguridad», para hacerlo más atractivo para los zaragozanos.

El Plan Delicias recoge en una de sus páginas que el 38% de los locales del barrio están vacíos. Tras ocho años de trabajo, el estudio concluye también que sin el ayuntamiento la cosa no mejorará para los comercios. De las trece propuestas genéricas de mejora que proponen para «fomentar el desarrollo económico local» diez son competencia del ayuntamiento y nueve se tendrían que realizar en un plazo corto de tiempo.

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