Para los micólogos y los aficionados a la recogida de hongos, el fin del verano y la llegada del otoño suponen el inicio de la campaña de recogida de setas. Aunque esta fecha es variable y depende de factores climáticos, este año, en Aragón, hace ya varias semanas que los aficionados a la micología llenan cotos y pinares en busca de sus más preciados tesoros.

Según Fernando Martínez, investigador de la Unidad de Recursos Forestales y colaborador de MicoAragón, la campaña «se presenta con buenas perspectivas gracias a las abundantes precipitaciones registradas en agosto y primera quincena de septiembre en muchas zonas forestales de la región». La bajada de las temperaturas en los últimos días también ha sido beneficiosa para la proliferación de los primeros hongos de la estación.  

Según estudios recientes del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), se calcula que 86.000 recolectores aragoneses recogen 1.500 toneladas de setas al año destinadas al autoconsumo. 

Jesús Polo es uno de estos aragoneses que tiene la búsqueda de setas como afición. Comenzó «hace casi 20 años, en una excursión al monte con los amigos del balonmano». Desde entonces sube frecuentemente en compañía de su mujer.

En Aragón hay zonas muy populares en las que poder recolectar setas. Según Martínez, «en Aragón existen 2,2 millones de hectáreas con hábitats productores de hongos silvestres comestibles».

Aunque las tres provincias cuentan con zonas muy frecuentadas, las que más destacan son las zonas pirenaicas, las comarcas de Albarracín, Maestrazgo, Gúdar-Javalambre y el Matarraña en Teruel y las tierras del Sistema Ibérico zaragozano y las Cinco Villas.

Aun así, Polo reconoce que esto varía cada año. «Al final hablas con gente que conoces, que sabes que también va y ellos te dicen las zonas donde han estado. La cuestión es ir probando». Además, Aragón cuenta con una gran cantidad de clases de setas proclives al terreno. Aunque el más común y uno de los más apreciados es el rebollón, habitual de los pinares, existen también otros hongos muy recolectados como pudieran ser el boletus negro, el rebozuelo o la trompetilla, entre otros. 

En MicoAragón se trabaja para crear una red de parques micológicos y poner en valor estos recursos naturales de la comunidad, siempre bajo criterios científicos. Para ello una de las acciones que se está llevando a cabo es la gestión de un permiso de recolección con el que, tras pagar un precio simbólico, se puede acceder a distintos cotos de recolección ofreciendo así la oportunidad de obtener datos estadísticos sobre cuántos aficionados acuden al terreno y cuál es la cantidad recogida cada año.

Aunque a priori esta pueda parecer una actividad sencilla, los expertos ofrecen a los aficionados una serie de recomendaciones como llevar una cesta de mimbre que deje caer las esporas, fomentando así la repoblación, llevar el calzado adecuado para evitar accidentes o recolectar solo aquello que sea conocido. 

Desde el otro lado, Polo recuerda que hay que tener paciencia, «hay que recordar que no se va a recoger setas, se va a buscarlas, no van a aparecer ante ti».