La provincia de Teruel comienza a despertar de un letargo en el que ha estado sumida durante décadas por la despoblación, la falta de inversiones, el olvido institucional y el desánimo de ver cómo pasa el tiempo sin que nada cambie. Sus más de 130.000 habitantes han asistido impasibles durante décadas al silencio atronador que retumba en cada rincón de sus 14.809 kilómetros cuadrados de territorio. Sin embargo, el optimismo parece asomar lentamente por el horizonte gracias a un buen puñado de proyectos de inversión que comienzan a coger fuerza. Pero también al esperado maná de los fondos europeos, que pueden ser el último tren al que pueda subirse la provincia, y a las ganas de creer de los turolenses.

La década que se ha estrenado con una pandemia mundial puede servir de punto de inflexión para sus gentes, sus empresas, su economía y su futuro.

Teruel afronta una oportunidad única en los próximos años, en los que tendrá que conjugar la atracción de empresas con la llegada de nuevos pobladores y empleos. La provincia es la segunda de España con la tasa de paro más baja (7,05%), por debajo incluso de los niveles alcanzados en el 2008. Solo Soria la supera. El reto, por tanto, pasa por recuperar población y crecer en empleo. «Si las cosas salen como se espera, Teruel se va a convertir en un destino más que apetecible», sostiene el presidente de CEOE y Cepyme Teruel, Juan Ciércoles. 

Recursos endógenos

Varios son los proyectos que hacen albergar esperanzas en el resurgir de Teruel. Y todo gracias al mejor aval, sus recursos endógenos. El cielo se erige como uno de los grandes activos de la provincia. Gracias a él, y a una gestión más que notable, el aeropuerto de Teruel se ha colocado en el mapa del mundo como la mayor plataforma de estacionamiento, mantenimiento y reciclado de aeronaves de Europa. Las inversiones millonarias se suceden una tras otra y se compatibilizan con resultados positivos de la cuenta de resultados, algo inédito en España. En los últimos días, además, se ha presentado Miura, el primer cohete aeroespacial que PDL Space ensayarán en el aeropuerto de Teruel. Del cielo también puede caer otra de las iniciativas que resituaría a este vasto territorio en el mundo: la agencia aeroespacial española, algo por lo que la DGA lucha desde hace tiempo para que Teruel sea su sede. No es la única por la que pelea Teruel. La descentralización de sedes de Renfe y la Uned también tendrán como destino el sur de Aragón.

Dinópolis es uno de los proyectos que tiran del turismo EL PERIÓDICO

Los recursos naturales, geológicos y el atractivo turístico es otro de los pilares en los que se asientan las esperanzas de la provincia. La pandemia ha permitido a muchos turistas reencontrarse con una tierra hasta ahora desconocida para ellos. La inyección de 24 millones de euros para la ampliación de Dinópolis –un proyecto que también está logrando una gran aceptación— es otro de los revulsivos de la capital, que asiste a un lento renacer gracias, en gran medida, a la espina dorsal que recorre la provincia: la A-23. «Ahora nos falta otra vía de comunicación transversal con el desdoblamiento de la N-232», señala Ciércoles, que apuesta por que será una vía vital para el futuro. Mientras, la construcción del corredor ferroviario Cantábrico-Mediterráneo avanza y abre la puerta a nuevas expectativas en el sector del transporte y la logística. De hecho, el Puerto de Valencia también ha puesto la vista en Teruel para crecer.

Calamocha y Andorra

La agroalimentación es otro de los cimientos sobre los que se asienta la economía turolense. Y Calamocha es, sin duda, su mayor exponente. La mayor empresa cárnica europea, Tönnies, invertirá allí casi 100 millones de euros en un macromatadero que dará empleo a más de 1.700 personas. Se trata de un gigante que revolucionará a todo el sector cárnico de la provincia. Otras empresas como Térvalis, Samca y Ronal Ibérica son también una muestra de la pujanza de Teruel. 

Y mientras todo esto sucede, Andorra espera su momento con cierta ansiedad por el retraso de la firma del convenio de transición justa para compensar el cierre de la central de Andorra. Ya está en marcha el concurso para otorgar el acceso a la red de transporte de electricidad que se liberará tras la clausura de la térmica de Andorra. Tiene capacidad de 1.302 MW, pero solo se han sacado a concurso 1.202, reservando los 100 MW restantes para pequeños proyectos de renovables que se conecten aguas abajo. El revulsivo llega esta vez de la mano de las renovables, que, no obstante se han convertido en una cuestión conflictiva en zonas de la provincia como la comarca del Matarraña, entre otras, por su impacto en el paisaje y el turismo. 

La central térmica de Andorra espera el relevo de las renovables ÁNGEL DE CASTRO

La semana que ahora concluye ha estado jalonada por acontecimientos que vuelven a poner a la provincia en el mapa con la visita de las ministras de Justicia. Pilar Llop, y de Transición Energética y Reto demográfico, Teresa Ribera. También la patronal española ha insistido esta semana en apuntalar las ayudas a la España rural para permitir instalar más empresas en este territorio. El presidente de CEPYME, Gerardo Cuerva, reclamó al Gobierno de España “dotar” la partida destinada a sufragar el 20% de costes laborales de las empresas que vayan a instalarse en las provincias de Cuenca, Soria y Teruel. Una nueva oportunidad en el horizonte. De hecho, “ya hay empresas privadas sobrevolando la provincia de Teruel ante la posibilidad de que se instalen aquí”, señala el presidente de la patronal turolense. 

Pero Teruel quiere ser más cosas. Quiere ser el epicentro en el impulso de la economía circular española, uno de los grandes focos de atracción de fondos europeos y un argumento para convencer a todos de que la España Vacía no está perdida. Quizá, las próximas elecciones autonómicas y generales, que ya están a la vuelta de la esquina, y la dura competencia entre el PSOE y Teruel Existe por uno caladero de votos más que rentable contribuyan a que la provincia salga del letargo.