Todavía es pronto para que se note el impacto real que va a tener la escalada de los precios de la energía en la economía, puesto que según apuntan la mayoría de los expertos la incertidumbre y la inestabilidad en los mercados va a perdurar en el tiempo. Sin embargo, los primeros recibos de la luz y el gas están llegando ya a las casas de los aragoneses. Y hay familias que se ven en la tesitura de decidir entre pagarlos o comer.

«La factura de la luz se me ha triplicado. Antes pagaba 100 euros al mes y ya tenía cuidado de no gastar más de la cuenta. El último recibo ha sido de 300 euros». Habla Rebeca, una mujer que vive en Zaragoza con sus tres hijos. Está en el paro y paga también 400 euros al mes de alquiler. «Ya casi pago lo mismo de luz que por la casa. Es una locura», apunta.

En su casa la calefacción es eléctrica. «La he puesto en días contados. Unos tres días y tres horas al día. Y 300 euros. Ya me costaba enormemente llegar a fin de mes, pues ahora imagínate», dice la mujer, que tiene 41 años. «Voy a irme a vivir con un amigo para compartir gastos. No puedo pagar 300 euros solo de luz. O pago las facturas o como. Y lo siento en el alma pero elijo comer», relata.

Según explica, hace ya tres meses que acudió a los servicios sociales municipales para pedir ayuda. «Me dijeron que me iban a dar la tarjeta de alimentación. Pero aún no le he recibido. Y de las ayudas de la luz no sé nada. Cuando llamas tardan en cogerte el teléfono, pero es que después hasta que a mí me llamó el asistente social pasó un mes y medio», lamenta.

Sus hijos tienen 20, 17 y 8 años. El mayor antes trabajaba y podía aportar en casa. «Ahora, tras dos años de pandemia, el pobre está con una depresión de caballo y no puede trabajar. Y yo era autónoma hasta hace cuatro o cinco meses pero tuve que darme de baja. Y ahora trabajo en lo que puedo, tengo que ganarme la vida limpiando alguna casa o lo que vea», dice.

Sara, otra mujer con dificultades para llegar a fin de mes, se levanta a las 4.30 horas de la madrugada para poner la lavadora

Asimismo, comprar en el súper cada vez es más caro. «Antes con 50 ó 75 euros me daba para toda la semana. Ahora apenas compras nada, y te estoy diciendo que compro todo de marca blanca. No me doy caprichos», dice.

El caso de Rebeca no es un caso aislado. Sara ha tenido que devolver el último recibo del gas que le ha llegado. Por dos meses tiene que pagar 265 euros. «Fui a la trabajadora social y ya me lo han pagado», dice la mujer, que acudió a por ayuda también a la Red de Apoyo de Delicias, una organización vecinal dedicada a asistir a las personas allá donde la administración no llega o no con la suficiente urgencia como requieren algunos casos.

Sara tiene 62 años y desde el 18 de febrero está en el paro. Paga una hipoteca de 472 euros al mes. «Y como trabajaba media jornada de paro cobro 400 euros. Antes me ayudaban mis hijos pero se han casado y ya tampoco puedo pedir ayuda porque discuto con ellos. Estoy contra la pared», relata.

Para tratar de ahorrar, Sara cuenta que se levanta «a las 4.30 de la mañana para poner la lavadora». La calefacción ya no la pone. «Sobre todo después de que me llegara la factura», ríe a pesar de su situación. «Prefiero ponerme una bata gorda por casa, aunque tengo problemas de reúma en la rodilla y el frío no me viene nada bien», cuenta.

Ayudas que se retrasan

Josefa es otra zaragozana que también ha tenido que devolver una factura. «387 euros me han llegado. Si pago eso no comemos en casa. He pedido una ayuda al ayuntamiento de alimentación. Fue hace 15 días y aún no sé nada», asegura.

Josefa, además de atender a los hijos que viven con ella en casa también se ayuda con la compra a otros familiares. Y trabaja como voluntaria en la Red de Apoyo de Delicias, que en las últimas semanas está viendo cómo aumentan las solicitudes de ayuda por parte de los vecinos. «Hay mucha gente que no puede pagar las facturas. Desde la asociación hemos tenido que pagar algunas porque las ayudas van lentas», explica.

Esto que pasa en Delicias se replica en otros barrios de la capital aragonesa. En Las Fuentes, la Asociación Cívitas está notando un aumento de la demanda de alimentos y también cómo están apareciendo «familias vulnerables nuevas» que no constan en los registros oficiales.

«En torno a 35 familias nuevas han pedido en las últimas semanas que les demos de alta en nuestro registro para recibir alimentos, lo que pasa es que las donaciones que nosotros recibimos no están aumentando», cuenta el presidente de esta asociación, Laureano Garín.

"Tenemos 20.000 euros preparados con los que vamos a ayudar a pagar alquileres y sacar a algunas familias del atolladero"

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«En estos momentos tenemos bastante financiación. Tenemos 20.000 euros preparados con los que vamos a ayudar a pagar alquileres y sacar a algunas familias del atolladero. Hay gente que debe hasta tres meses», cuenta.

Desde el Banco de Alimentos de Zaragoza, cuentan, los esfuerzos se están poniendo ahora paliar la crisis humanitaria en Ucrania. Desde la federación se han enviado 330.000 euros a la frontera con Polonia. En la capital aragonesa, por el momento, todavía no han detectado un aumento importante de la demanda de ayuda. Solo ha habido una asociación que, por el momento, haya pedido una entrega extraordinaria de comida porque no tenían suficiente con los envíos ordinarios.