El Periódico de Aragón

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El desastre del monumento del Torico de Teruel

El domingo pasado el icónico monumento conocido como la Fuente del Torico de Teruel, colocado en 1854, se derrumbó sin provocar víctimas. La plaza había sido engalanada para celebrar el Congreso del Toro de Soga, con 23 gruesas sogas de colores dispuestas en sentido radial a la columna, desde una gran abrazadera en la parte alta hasta los soportales de la plaza

El desastre del monumento del Torico de Teruel

Durante las labores de desmontaje de las sogas, la columna estriada se desplomó arrastrando consigo al famoso Torico. Como consecuencia de la desafortunada caída, capitel y Torico sufrieron importantes daños. La base del toro, una oreja y un cuerno fragmentados y las cuatro patas seccionadas.

El desastre del monumento del Torico de Teruel

A falta de un esclarecimiento de las causas reales de la caída, sobra decir que fallaron al menos dos aspectos. En primer lugar, es obvio que el monumento no estaba en buenas condiciones, la estabilidad de la estructura estaba dañada, habría faltado una adecuada conservación preventiva, un plan de salvaguarda, una revisión periódica a fondo y un programa de mantenimiento; y en segundo, el diseño de la decoración festiva a base de sogas ancladas al propio elemento singular no tuvo en cuenta los riesgos que esta acción suponía; tal acto constituyó un desafío a las leyes de la física, por la propia configuración del elemento, tan esbelto, con su columna de siete metros y la fuerza de palanca que pueden hacer las sogas o cualquier actuación humana sobre ellas, era un factor de riesgo que debió haberse tenido en cuenta.

El desastre del monumento del Torico de Teruel

Aunque la historiografía no aporta datos concretos sobre la autoría de la Fuente del Torico, sabemos que se colocó en 1854 para sustituir una antigua fuente del siglo XVI. El monumento consta de una fuente circular de piedra con cuatro caños con cabezas de toro fundidas en bronce. La columna estriada y fajada se remata con una pequeña escultura metálica de un toro. Sorprende el pequeño tamaño del toro que lo remata y por ello recibe su maño nombre de El Torico.

Las fiestas y las costumbres también gozan de protección jurídica, como manifestaciones culturales a preservar de la manera más auténtica posible (Ley 10/2015, de 26 de mayo, para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial), pero a la pregunta de si se debe continuar con la costumbre de escalar por la columna en la inauguración de las fiestas del Ángel de Teruel o de la Vaquilla, afirmamos que por supuesto que no, no se debe seguir ascendiendo por la columna, no solo por la seguridad de las personas, sino porque esta fuente es una parte muy significativa de nuestra cultura, es un símbolo para Teruel y para sus fiestas, y merece un cuidado exquisito. Se puede ascender igualmente y con mayor seguridad, desde otro medio auxiliar. La manera de hacerlo quedará alterada, no se puede evitar, habrá menos emoción y será menos arriesgado, pero el significado del rito del pañuelico seguirá siendo aceptado y entendido.

Cuando miro esta imagen pienso en la desgracia que podría haber pasado dentro de unos días, en las fiestas del Ángel de Teruel, si no se llega a haber caído el Torico el pasado domingo.

No es la primera vez que el toro desciende de su sitio, también fue apeado durante la guerra civil para protegerlo. En la biblioteca Nacional se conservan dos álbumes con fotografías de febrero de 1938 en el momento en que se dio por terminada la llamada Batalla de Teruel, donde aparece el monumento apuntalado, con visibles desperfectos en la base y el Torico apeado bajo ella listo para ser reinstalado.

Tras el examen de las fracturas del Torico se ha visto que no era de bronce (como aseguraban las escasas referencias que del monumento teníamos) sino de hierro. O siempre fue de hierro o en algún momento fue cambiado. Con cambiazo o no, el toro que nos ha llegado es este y es el que debemos conservar.

La fuente, el Torico y su columna, están insertos en el conjunto de una plaza, corazón de la vida y fiestas de Teruel, y en segunda instancia, en el Conjunto histórico de la ciudad de Teruel (Declaración por decreto 187/2010, de 19 de octubre , del Gobierno de Aragón). Además, Teruel obtuvo la clasificación de patrimonio de la humanidad en 1986, por lo que todo el centro histórico está protegido. El artículo 46 de la Constitución española dice que los poderes públicos garantizarán la conservación y el enriquecimiento del patrimonio histórico y artístico de los pueblos de España. La competencia de su protección está transferida a la Comunidad Autónoma, al Gobierno de Aragón, y concretamente a la Dirección General de Patrimonio, pero el Ayuntamiento también cuenta.

La restauración deberá necesariamente acometerse siguiendo los trámites administrativos pertinentes, deberá ejecutarse por personal competente, por un equipo multidisciplinar que integre conservadores restauradores que podrán apoyarse en estudios y en otras disciplinas y artesanos pero siempre con el criterio internacionalmente aceptado de conservar sin alterar la historia del bien. La restauración no deberá ceñirse solamente al Torico sino que debe ser integral y estudiada, comprendiendo el conjunto total de la fuente, desde sus cimientos, su base redonda, su columna, su estructura y su Torico.

Quedará para siempre en el Torico la huella de esta segunda guerra, la caída sufrida y sus roturas, formará parte de su novelesca historia, pero lucirá restaurado y se recuperará habiendo potenciado nuestro sentido de pertenencia y de identidad de lo que el patrimonio es a la sociedad, una riqueza indiscutible.

Sirva este episodio de la gran historia del pequeño Torico para concienciarnos a todos, que esta nueva saga se convierta en viral y a pesar de haber hecho tambalear, no solo su estructura sino también su historia y su materialidad, nos deje claro que aquí estamos de paso y que es nuestro deber transmitir de la mejor manera posible este rico patrimonio a las generaciones futuras.

Toca entonces a las Administraciones responsables aprender de lo sucedido, aparcar todas las cosas que consideramos urgentes y que en realidad no lo son y dedicarse a planificar la mejor salvaguarda de nuestros bienes, atendiendo a la conservación preventiva y elaborando planes de emergencia para minimizar o evitar su ocurrencia.

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