INCIDENCIA FERROVIARIA

La avería de un AVE en Huesca causa retrasos de tres horas a 87 viajeros

El maquinista declaró "inútil" el convoy y Renfe trasladó a 120 pasajeros en un tren regional, algunos de ellos de pie

Un tren de la línea AVE en la estación Delicias de Zaragoza, hace unas semanas.

Un tren de la línea AVE en la estación Delicias de Zaragoza, hace unas semanas. / ÁNGEL DE CASTRO

El Periódico de Aragón

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Las líneas de alta velocidad en Aragón registraron este martes una nueva incidencia que afectó a un total de 87 viajeros en la estación de Huesca, que vieron cómo el maquinista que iba a conducir el convoy en el trayecto Huesca-Madrid declaraba «inútil» el tren antes de partir hacia la capital de España.

Fuentes oficiales de Renfe explicaron en declaraciones a este diario que la compañía, en vista de lo ocurrido con el tren, decidió reubicarlos en un convoy regional que paraba en Huesca a las 8.45 horas para trasladarles a Zaragoza. Cuando llegaron a la estación de Delicias, fueron conducidos, a las 10.10 horas, a otro AVE para que les llevara hasta la estación madrileña de Puerta de Atocha.

Mientras, en Delicias también había otros 130 pasajeros que estaban esperando en la capital aragonesa a montarse en el AVE y que, como consecuencia de esta incidencia, también tuvieron que ser reubicados en otro tren de alta velocidad que se encontraba estacionado y libre en la estación zaragozana.

Todos los afectados tendrán derecho a pedir la devolución del 100% del importe del billete al haberse superado la media hora de demora, según informó Renfe.

Con todo, los afectados de Huesca acabaron llegando a Madrid con casi tres horas de retraso y después de un viaje en el tren regional que partió de la estación oscense con 15 minutos de retraso sobre el horario previsto y casi una hora más tarde de lo que debía haberlo hecho el AVE averiado.

Además, a bordo del mismo viajaban unos 120 pasajeros y algunos de ellos tuvieron que hacerlo de pie, en los pasillos o entre los vagones por falta de asientos para todos, lo que provocó el enfado generalizado.

El propio revisor les tuvo que pedir colaboración, sobre todo a los jóvenes, para que dejaran que las personas mayores fueran sentadas. Además, en Tardienta se subieron más viajeros al tren. La demora acumulada iba aumentando el malestar entre los usuarios, muchos de ellos porque llegaron tarde a sus trabajos.