ÓBITO

Muere César Alierta, el gran 'embajador' de Aragón

El líder empresarial muere a los 78 años reconocido por su exitosa trayectoria

La comunidad pierde una de las figuras más relevantes y célebres de la historia reciente

César Alierta en una conferencia en una imagen de archivo

César Alierta en una conferencia en una imagen de archivo / EL PERIÓDICO

Aragón llora la muerte de César ­–Cesáreo– Alierta Izuel (Zaragoza, 1945). Viudo desde 2015 y sin hijos, el empresario, abogado y expresidente de Telefónica ha fallecido este miércoles en la clínica Quirón de su ciudad natal a los 78 años como consecuencia del agravamiento de una enfermedad respiratoria, que se sumó a los problemas cardiacos que arrastraba en los últimos años. El funeral será el viernes, a las 13 horas, en la iglesia de Santiago el Mayor. Supone la pérdida de una de las figuras más ilustres y relevantes de la historia reciente de la comunidad autónoma, donde goza de reconocimiento social por sus logros como líder empresarial de talla mundial, así como por la impronta que ha dejado en el desarrollo económico de este territorio. Un legado en el que resalta como impulsor del sector de la nieve o por ser uno de los salvadores del Real Zaragoza cuando el club estaba al borde de la desaparición hace una década.

Licenciado en Derecho y máster por la Universidad de Columbia, Alierta estaba llamado a tener una vida con horizontes. Miembro de una saga familiar de renombre, era hijo y cuñado de alcaldes de Zaragoza –Cesáreo Alierta (1966-1970) y el carismático socialista Ramón Saínz de Varanda (1979-1986)–. Cursó el Bachillerato en el colegio Corazonistas y luego optó por hacer Derecho en la Universidad de Zaragoza, pero como la asignatura que más le gustaba fue la Economía, hizo un máster en Administración de Empresas a la universidad norteamericana de Columbia.

El expresidente de Telefónica pierde la vida al agravarse la enfermedad respiratoria que padecía

Al regresar a España entró a trabajar en el Banco Urquijo, donde estuvo aprendiéndolo todo sobre los mercados de capitales hasta que en 1985 decidió montar su propio negocio aprovechando la incipiente liberalización del sector financiero, el mismo salto que dio también por entonces su amigo y paisano Manuel Pizarro, quien llegó a ser presidente de otra gran empresa española, Endesa.

Alierta fundó Beta Capital, una de las sociedades independientes de bolsa más exitosa de aquella época. Esos méritos le valieron para que en 1996, cuando el PP llegó al poder, le llamaran para presidir Tabacalera. Fue el perfil elegido por José María Aznar (PP) para dirigir privatizaciones por ser un liberal convencido, aunque nunca entró en política. Sí lo hizo su hermano, Mariano, que fue diputado de UCD por Zaragoza (1977-1983) y senador de los populares (1989-2000).

16 años al frente de Telefónica

En 1996 accedió a la Presidencia de Tabacalera SA, posición desde la que impulsó y favoreció la fusión transfronteriza con la francesa Seita. De esa alianza nació Altadis, que presidió hasta julio de 2000, momento en que fue designado presidente de Telefónica, cargo que ocupó hasta 2016, cuando le sustituyó José María Álvarez-Pallete. Alierta fue el artífice de la expansión internacional y digitalización de la teleco hasta convertirla en un operador mundial.

Al margen de su brillante y exitosa trayectoria profesional, ha destacado por los fuertes lazos que ha mantenido con su tierra, unos orígenes que nunca olvidó. Entre los puntos cardinales de su vida estaban el Pirineo, especialmente Villanúa y el valle del Aragón, donde tiene parte de sus raíces familiares; la Virgen del Pilar, por la que sentía una profunda devoción; y el Real Zaragoza, del que fue uno de los principales accionistas siguiendo la pasión blanquiazul de esos colores de su padre, que fue presidente del club.

Llevó la bandera y el nombre de Aragón allá por donde pasó, siendo uno de los mayores embajadores de un territorio por el que siempre trató de barrer –o mejor dicho, escobar— a su favor. Aquí pasó los últimos años de su vida, en la Zaragoza de sus amores donde no era extraño verlo pasear. La salud del dirigente empresarial fue delicada en los últimos años. Incluso en 2020 estuvo ingresado en coma inducido por un problema cardiovascular.

Medalla de Aragón y Zaragoza

Fue siempre un ferviente defensor de los potenciales de Aragón que estaban por explotar, "una tierra de oportunidades", como solía decir. "Tenemos por delante un potencial espectacular porque tenemos todos los mimbres", recalcó en alguno de los discurso en sus frecuentes visitas a Zaragoza durante su etapa en Telefónica. También era un convencido de los beneficios de la digitalización para la sociedad y la competitividad económica. "El big data lo va a solucionar todo, la sanidad, la educación... Va a ser la clave", decía en los tiempos en los que todavía no se hablaba con profusión de la Inteligencia Artificial, la revolucionaria tecnología que tiene en los datos su combustible.

Su madre, catedrática de Filosofía y Letras, le preguntó qué quería ser cuando hacía el Bachiller. Respondió que filósofo, pero su progenitora le persuadió para no seguir ese camino: "Hijo mío, eso en los ratos libres". Así lo recordaba el propio Alierta en julio 2016, cuando recogió el Premio Empresario Aragón, otorgado por el Consejo Empresarial de CEOE Aragón en la primera edición de este galardón. El acto, que reunió a 600 personas, estuvo cargado de emotividad, sobre todo por un vídeo en el que recibió las felicitaciones de destacados empresarios y de sus más fieles amigos. El homenajeado rompió a llorar en varias ocasiones, sobre todo cuando se nombró a su esposa, Ana Cristina Placer Peralta, que había fallecido en abril del 2015.

En aquel audiovisual también le felicitaron los reyes Felipe VI y Letizia y el papa Francisco, una de las personalidades a las que más admiraba, según confesó en varias ocasiones. Con el Santo Padre tuvo ocasión de mantener varios encuentros en los que intercambiaron ideas y preocupaciones, como los problemas de la infancia en el Tercer Mundo. Y es que además de ser un brillante líder y un referente del mundo de la empresa y la economía, sus allegados destacan de él su faceta humana y solidaria, a la que trató de dar rienda suelta en su etapa como presidente de la Fundación Telefónica de 2016 a 2022.

Alierta recibió otros muchos reconocimientos. Los más destacados en su tierra fueron la Medalla de Aragón o la Medalla de Oro de la ciudad de Zaragoza, de la que también es hijo predilecto.