UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA

La Facultad de Filosofía y Letras se estrena sin cafetería

El espacio «ya está listo» para su uso, aunque sigue sin sacarse a concurso

Los alumnos piden un espacio «donde podamos intimar, más allá de las clases»

La cafetería del nuevo edificio de Filosofía y Letras sin muebles y sin licencia a mitad de curso.

La cafetería del nuevo edificio de Filosofía y Letras sin muebles y sin licencia a mitad de curso. / Jaime Galindo

Judit Macarro

Judit Macarro

Las clases del segundo cuatrimestre de la Universidad de Zaragoza empezarona lo grande en la nueva Falcultad de Filosofía y Letras. Tras cinco años y medio de obras, los estudiantes y profesores llenaron las aulas y los pasillos de este histórico edificio con mucha «ilusión» porque «por fin, hemos vuelto a casa», expresó Eliseo Serrano Martín, catedrático de Historia Moderna y exdecano de la facultad, el día de la inauguración. Ahora, tras dos semanas de docencia en un espacio «que envidian otras facultades de España», según declaró la decana de la facultad, Elena Barlés, Filosofía y Letras sigue sin cafetería y, con pocas previsiones de una próxima apertura a falta de una licitación del espacio, los estudiantes siguen delegando de los comedores de otras facultades del campus para descansar entre clase y clase.

«Es como hacer un visita al médico, vas a la consulta y luego te vas a otro sitio», asemeja Ixeya Marín, estudiante de Periodismo. Algo en lo que coinciden muchos otros universitarios, quienes sienten que «esta facultad parece que ha sido pensada para venir a clase e irte a casa», lamentan.

Las quejas por parte del alumnado vuelven a resurgir porque, «aunque estamos muy contentos y el edificio es precioso, lo cierto es que echamos en falta un espacio donde intimar con nuestros compañeros y amigos», reclama Ixeya.

Porque, tras varios años dispersos en diferentes edificios del campus de San Francisco mientras la facultad estaba en obras, los estudiantes siguen sin tener un espacio en el que «sentirnos unidos más allá de la docencia». Ahora, con las puertas abiertas de un nuevo edificio donde «el alma de las letras vuelve a unirse», tal y como lo señaló la decana, lo cierto es que «seguimos recurriendo a otras facultades para comer, echarnos un café o, simplemente, charlar», insisten los alumnos.

Los que más sufren esta carencia son los que viven a las afueras de la ciudad y «tenemos más de una hora hasta nuestras casas», explica Sergio Marín, estudiante de Historia que se desplaza desde el barrio de la Jota hasta San Francisco todos los días. «Si terminamos una clase a las 14.30 horas y la siguiente la tenemos a las 15.00 horas no nos da tiempo de volver a casa. Necesitamos un espacio para comer», añade.

Una superficie sin amueblar

La demandada cafetería estaría ubicada en la misma zona que la anterior, «aunque con una superficie más amplia», según fuentes de la universidad. Un espacio que «ya está disponible para su funcionamiento», pero en el que todavía «falta el mobiliario y que salga su licitación a concurso», añaden. El coste y las condiciones de contrato son, todavía, algo que se desconoce. Lo que sí es seguro es que el menaje correrá a cargo de la empresa que decida llevarla, según confirmaron ayer a este diario desde la facultad.

Barlés ya señaló que la cafetería no acompañaría a la apertura del edificio, aunque sí que insistió en que estaba «casi lista» y que no tardaría en llegar.

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