El drama de la mujer afgana, en tres palabras: "Me prendí fuego"

La periodista Khadija Amin, refugiada en España tras huir del régimen talibán, ofrece el viernes una conferencia en Zaragoza

No ha vuelto a ver a sus tres hijos desde agosto del 2021 por culpa de la traición de su exmarido

Khadija Amin observa una de las fotografías de la exposición 29miradas, en Segovia, en noviembre de 2022

Khadija Amin observa una de las fotografías de la exposición 29miradas, en Segovia, en noviembre de 2022

Fran Osambela

Fran Osambela

Para vivir en el infierno Khadija Amin no necesitó esperar a que los talibanes volvieran al poder en Afganistán en agosto de 2021. Ella ya había pasado por eso mucho antes. Incluso en plena etapa aperturista de este país centroasiático, la vida le llevó a un matrimonio forzoso y a los malos tratos continuados.

Hubo un momento que no pudo más. Cuando su hijo mayor, Omar, tenía apenas un año, ella misma optó por la solución definitiva: “Me prendí fuego, pero él lo vio rápido y reaccionó, apagando las llamas”. Inmediatamente después le explicó la razón: "Me dijo que no le hiciera responsable. Que si quería hacer eso, no había problema, pero que lo hiciera en casa de mis padres". No fue la única vez que Khadija Amin trató de quitarse la vida. "Para muchas mujeres afganas no queda otro remedio. Mejor morir que vivir así", explica.

Con el tiempo, ya con dos hijos más --los mellizos Rezwan y Seawash--, Khadija Amin forzó el divorcio, rehizo su vida, estudió periodismo y acabó por ser el rostro más reconocible de la televisión pública afgana. Pero llegó el 15 de agosto de 2021.

Imagen de Khadija y su 'sustituto' que corrió como la pólvora en Twitter en agosto de 2021

Imagen de Khadija y su 'sustituto' que corrió como la pólvora en Twitter en agosto de 2021 / servicio especial

Dos décadas después de la primera llegada al poder, los talibanes tomaron de nuevo la capital afgana y el infierno volvió a cruzarse en su camino. Ese mismo día ya no le dejaron completar un reportaje que debía emitirse en ‘prime time’. La quitaron de en medio y la mandaron a casa. En el estudio, en su sitio, se había sentado un tipo malencarado, con barba, turbante y un kalashnikov. Se revolvió, pidió explicaciones de despacho en despacho, se enfrentó a los fundamentalistas reclamando lo que era suyo y terminó en una lista negra. El 21 de agosto volaba a Madrid en uno de los aviones fletados por el Gobierno español gracias a la intermediación de varios periodistas internacionales, huyendo de una muerte segura. "Mi objetivo en ese momento era sobrevivir para después poner a salvo a mis hijos. La idea era que pocos días después de salir yo, salían también ellos y su padre".

“Me traicionó cuando ya estaba todo hecho”

Desde el momento que pisa suelo español, a Khadija no le faltaron apoyos, incluido el de la ministra de Defensa entonces y ahora, Margarita Robles. De hecho, en poco tiempo ya estaba todo arreglado para que su marido y sus hijos abandonaran también el país con los salvoconductos necesarios. "Durante unas horas yo lo vi todo fácil. Después empezó a poner problemas, pero le ofrecí todas las opciones posibles para convencerle", narra vía telefónica desde Madrid, donde ahora reside como refugiada, trabajando en una productora de Telefónica y escribiendo artículos de opinión como colaboradora de 20minutos.

Khadija Amin, en el aeropuerto de Kabul, la noche anterior a viajar a España

Khadija Amin, en el aeropuerto de Kabul, la noche anterior a viajar a España / FOTO CEDIDA

Estaba dispuesta a cualquier cosa con tal de no separarse de sus tres pequeños, que en ese momento tenían ocho años el mayor y cuatro los mellizos. "Le propuse vivir en España juntos o separados, teniendo él a los niños o teniéndolos yo, lo que él quisiera… Dejar el periodismo, no volver a trabajar… quedarme en casa… lo que fuera", Pero un día, en una conversación telefónica llegó la respuesta: "No". "Me traicionó cuando ya estaba todo hecho". Y Khadija no ha vuelto a ver a sus hijos. Solo habla con ellos por teléfono bastante menos de lo que quisiera: "A veces me los pone al teléfono cada dos semanas, tres semanas, un mes…".

Khadija solo habla con sus hijos de vez en cuando: "A veces me los pone al teléfono cada dos semanas, tres semanas, un mes…"

Muerta en Alemania

El exmarido de Khadija y los niños (ahora 10 años el mayor y siete los mellizos) viven ahora en Alemania, donde, en un nuevo requiebro del destino, la periodista ¡ha sido dada por muerta!. "Me he enterado de que él falsificó unos documentos cuando llegaron a Alemania en los que se decía que yo había fallecido. Eso ahora mismo es oficial en ese país, porque el papel falsificado fue aceptado, lo cual complica cualquier acción legal que yo quiera hacer". Bien asesorada, Khadija, como es obvio, no quiere dar más detalles sobre los pasos que pretende dar para recuperar algún día a sus hijos.

Los hijos de Khadija Amin

Los hijos de Khadija Amin / Foto cedida

La periodista afgana, a punto de cumplir 31 años, será este viernes la protagonista de una conferencia en el museo Pablo Serrano (19.00 horas) de Zaragoza en el marco del proyecto 29miradas, una exposición fotográfica que recorre España desde noviembre de 2020 y que trata de mantener vivo el clamor contra el drama que sufren las niñas y mujeres afganas, que son tratadas por los talibanes como un despojo social en un atentado continuado contra los derechos humanos. En su lucha constante por dar voz a todas ellas, Khadija acude a todos los rincones de España desde donde solicitan su presencia para que ofrezca su visión del sufrimiento de uno de los colectivos peor tratados del planeta. “Hablar y hablar siempre de los mismo, recordar y recordar me tiene agotada, pero es mi responsabilidad. Hay días muy malos, pero no voy a rendirme”. 

En los días que más fuerte de moral, Khadija Amin se siente es capaz incluso de soñar con convertirse en la presidenta de Afganistán

Del futuro no se atreve a decir mucho, aunque en los días que más fuerte se siente es capaz incluso de soñar con convertirse en la presidenta de Afganistán. "Somos muchos los afganos que estamos en contacto, buscando la forma de organizarnos, de resistir, de idear fórmulas para buscar una salida, aunque sea llegando a un acuerdo con ellos (los talibanes)".

Cuando está en horas más bajas, la periodista afgana asume que sin ayuda de la comunidad internacional no hay nada que hacer. Y ésta ya no existe. Y nada hace pensar que volverá. Por eso, ante la pregunta de si tiene alguna esperanza, primero niega y luego, con un hilo de voz añade: "Poca". Y preguntada por si cree que volverá a ver a sus hijos… Ya no contesta.