SEMANA SANTA EN ZARAGOZA

Carraclas, humildad y cierzo en un multitudinario Domingo de Ramos en Zaragoza

El cielo ha respetado una intensa jornada de procesiones, aunque el viento ha sido muy molesto

L. M. G. / M. C. L.

Al compás de las penitentes carraclas desfilan desde el mediodía de este Domingo de Ramos los cofrades de Zaragoza. El cielo ha respetado a la procesión que abre tradicionalmente la Semana Santa, que transita ya por las calles de la capital aragonesa entre palmas, humildad y emoción cristiana. El estruendo de los tambores ha partido desde la iglesia de San Cayetano con puntualidad ante la atenta mirada de miles de zaragozanos, buena parte de ellos con la tradicional palma en sus manos.

Es esta la procesión de Las Palmas en la que procesiona la cofradía de La Entrada de Jesús en Jerusalén. Destacan del paso de esta hermandad dos cosas: las carraclas (es la única en Zaragoza que las hace sonar) y la cantidad de niños que hay en ella, pues está vinculada a los Maristas, de ahí que uno de los puntos más representativos del inicio de la Semana Santa en Zaragoza sea la parada frente al antiguo colegio de Maristas de San Vicente de Paúl, hoy sede de la consejería de agricultura del Gobierno de Aragón.

Los niños aguardaban a la procesión con la palma de chuches en sus manos.

Los niños aguardaban a la procesión con la palma de chuches en sus manos. / ANGEL DE CASTRO

Pero no solo dentro del recorrido se puede ver a los infantes. Desde hace años se ha convertido en tradición la palma de chuches, un acicate para los más pequeños que se acercan a ver la marcha. Era el caso de Julia Revuelta y sus hijos, que viven en Madrid pero que siempre regresan a casa por Semana Santa. "La Semana Santa significa pasión, devoción, reencuentro con los cofrades", explicaba Revuelta, que pertenece a la cofradía de La Crucifixión del Señor. Carmen, la mediana de sus tres hijos, explicaba con un dulce en la boca que lo que más le gusta es ver los pasos... y por supuesto salir ella junto a sus amigos y familiares en la procesión. Lo hará el lunes, el miércoles y el viernes.

50 años de tambores en La Entrada

Este año se cumplen 50 años de la incorporación del tambor a su procesión en la que destaca algo diferente al resto. El uso de la carracla desde 1965, impulsado por un marista, Juan Armiño. Antiguamente se empleaba en las iglesias para significar el terremoto final de las tinieblas durante la Semana Santa. Por cierto, este año han invitado a otras cofradías a tocar sus bombos al cierre de la procesión para celebrar esos 50 años.

El paso que saca La Entrada fue realizado por los zaragozanos Hermanos Albareda en 1940. Como curiosidad puede añadirse que Jesús lleva la corona que llevaba el anterior paso de Palao y que fue pasto de las llamas durante la Segunda República.

Carmen Calderón, José Luis Esquiej y Pilar Mateo aguardaban pacientes en la calle Don Jaime I a la llegada de la procesión. "Es un día de mucha emoción, te mueve algo dentro que no sé puede explicar. Es algo de la tierra estos tambores, como la jota, que va en la sangre y te hace casi llorar", expresaba Pilar Mateo. "Nosotros hemos salido de cofrades en La Dolorosa y venimos siempre. Es que te emociona... piensas en los cofrades, que llevan todo el año preparándolo, y ...", contaba Carmen. 

Una tarde de procesiones

Hablar de la tarde del Domingo de Ramos es hablar de La Humildad, siendo esta cofradía una de las que más devotos aúna en la calle a lo largo de su estación de penitencia a La Seo. El Señor y la Virgen del Dulce Nombre creados por Francisco Berlanga de Ávila salieron a los pies de sus costaleros a ritmo de marchas puramente trianeras cubiertos por una desbordante petalá (lluvia de flores típica andaluza). El acento andaluz, origen de esta cofradía, estuvo muy presente de la mano del capataz Antonio Navas que hizo moverse con elegancia a un Señor de La Humildad que estrenaba una túnica.

No fue el único estreno, una tradición típica del Domingo de Ramos, ya que la Virgen presentó un puñal realizado por el joyero Fernando Ruiz de Lanzagorta. Cuando llegó el ocaso los dos pasos lucieron de nuevo de forma cálida con una candelería natural en la que fundió un cirio de Lágrimas de Vida en honor a los donantes de órganos. La cofradía está a la espera de que el arzobispado le otorgue el patronazgo de los trasplantados.

El incienso también estuvo presente en otras calles y plazas de la capital aragonesa. A la misma hora que La Humildad tomaba La Magdalena otra, la cofradía de La Coronación hizo un Vía Crucis por el barrio de San Gregorio. No fue la única que hizo Vía Crucis, también lo hizo La Humillación por el casco histórico zaragozano. Como siempre destacó la elegancia de la Virgen de la Amargura, vestida como las viudas castellanas del siglo XVI, en contraste con unas calles de El Tubo llenas de zaragozanos y visitantes disfrutando del tradicional taperío. Aunque el Lunes Santo es su procesión titular, la cofradía de El Nazareno adelantó su salida por las calles del barrio con un devocional Vía Crucis protagonizado por el cautivo del siglo XVI. En paralelo hizo lo propio El Prendimiento con su procesión del Dolor de la Madre de Dios con la talla de Carlos Palao en un palio de los denominados de cajón.

La instantánea más maña del día la volvió a dar en su traslado El Ecce Homo que salió de San Felipe para recogerse en la iglesia arrabalera de Nuestra Señora de Altabás desde donde saldrá el Miércoles Santo con su ronco sonar de las matracas. Su paso por el Puente de Piedra con El Pilar al fondo fue inmortalizado por decenas de móviles.

Y así fue oscureciendo en el cielo zaragozano, que respetó en todos los momentos del día a los cofrades y sus pasos y no arrojó gota alguna.