HISTORIA DEL ARTE

La Ilustración ya tiene su espacio en el Museo de Zaragoza

La sala 17 ofrece desde este martes un renovado aspecto que contextualiza el cambio artístico occidental de mediados del siglo XVIII. Casi la mitad de las obras se exponen por primera vez

Alberto Arilla

Alberto Arilla

Desde este martes post navideño, el Museo de Zaragoza cuenta con un nuevo espacio. En este caso, se ha inaugurado una sala dedicada al arte ilustrado y al nacimiento de las academias, claves para explicar el cambio de paradigma sociopolítico que se produjo en el mundo occidental desde mediados del XVIII, y en el que afloraron nuevos movimientos artísticos que vieron nacer, entre otros muchos, a algunos personajes claves de nuestra cultura, como el genio de Fuendetodos, Francisco de Goya. La nueva exposición, ubicada en la sala 17, ha sido inaugurada por Víctor Lucea, director general de Cultura de la DGA, acompañado del director del museo, Isidro Aguilera.

Lucea ha querido destacar el "brillante" trabajo del personal del museo, que de un tiempo a esta parte se está encargando de recuperar y poner en valor algunas de las piezas más codiciadas del arte aragonés. "Estamos ante un momento importante -por la inauguración-, que viene a dar continuidad a un trabajo de fondo y largo recorrido que comenzó hace algunos años con la sala del Renacimiento", ha recalcado el director general.

De esta forma, se completa un proceso que, tras el espacio renacentista, transitó por nuevas exposiciones dedicadas al arte gótico o barroco. "Había que conectar ese tránsito temporal entre el Barroco y el momento en el que Goya, persona nuclear de este museo, desarrolló su potencial", ha explicado Lucea. Isidro Aguilera, por su parte, ha señalado en esa misma línea: "Había un salto cronológico, filosófico e ideológico entre el Barroco y Goya que había que concretar. La Ilustración condicionó la historia política y artística del mundo".

En Aragón, esta transición estuvo protagonizada por dos entes que nacieron en el último cuarto del siglo de las luces y de las revoluciones. Por un lado, la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, nacida en 1776; por otro, la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, surgida en 1792. A su vez, dicho proceso estuvo personificado en las figuras de Juan Martín de Goicoechea y Ramón de Pignatelli, dos personajes que también se ven reflejados en la sala. Y es que, como ha recordado el director Aguilera, se pasó de una etapa en la que el arte "se expresaba en talleres, a través de maestros", a otra en la que "ya estaba estandarizado".

Piezas inéditas

En cuanto al contenido, casi la mitad de las piezas que desde este martes se pueden visitar en el Museo de Zaragoza se exponen por primera vez. El discurso expositivo se articula a través de obras que hablan de ese nuevo proceso de aprendizaje artístico que nació con las academias, como la copia de dibujos de artistas consagrados que, como ha subrayado Isidro Aguilera, "recuperan el dibujo como padre de todas las artes".

El visitante podrá, de esta forma, encontrar dibujos de Pompeo Batoni, Maella o Salesa, así como esculturas que demuestran el asentamiento de la nueva estética ilustrada, como el 'Laocoonte' o el 'Apolo Belvedere', dos piezas del siglo XVIII que adquirió Goicoechea para dotar a la escuela de dibujo que patrocinó en Zaragoza, y que han sido restauradas por el museo para la ocasión.

También se ve reflejada la fuerte influencia borbónica en el patronazgo de las academias, con algunas estampas como la de Fernando VI junto a su familia o la de Carlos III, un personaje también relacionado con otra de las piezas más codiciadas de la muestra, uno de los siete libros de ilustraciones de los descubrimientos que el monarca patrocinó en Herculano durante su reinado en Nápoles, como el de las ruinas de Pompeya, hecho este último que sirve a la par para reivindicar la figura de su principal protagonista, olvidado en más de una ocasión por la arqueología, el aragonés Joaquín de Alcubierre.

Asimismo, de Goya se expone el dibujo de la 'Cabeza de Ángel', de 1772, en el que se transmite la asimilación del lenguaje clásico por parte del genio zaragozano, acompañado por el autorretrato de otro de los pintores aragoneses más destacados de la época, su cuñado Francisco de Bayeu.

Un recorrido muy variado

La variedad de la exposición también permite observar un monetario en el que se aprecia un paralelismo claro entre los reyes ilustrados y los emperadores romanos, aportación esta realizada por el propio director del museo, Isidro Aguilera, que ha aseverado que es debido a que, durante la etapa ilustrada, los monarcas hispánicos observaron que las monedas que acuñaban "aportaban poca información al pueblo", por lo que se inspiraron en el estilo romano, con sus estampas y el currículum que las acompañaba.

En cualquier caso, todas las piezas contribuyen, cada una a su manera, a cumplir el objetivo para el que ha nacido la sala, que es el de completar ese eslabón perdido entre la etapa barroca y la forma de pintar y crear del siglo XVIII, con la exposición de "fondos difíciles de ver en un museo", con algunos hitos como la aparición de los difíciles desnudos femeninos, tan perseguidos en la época, tal y como ha aseverado Aguilera.