Dentro de su gira 'Ara'

Ara Malikian, un genio que no deja de ser genio en su ciudad

El violinista libanés deleita a un Príncipe Felipe entregado en el último concierto del año

Ara Malikian ha deleitado este jueves a un Príncipe Felipe entregado.

Ara Malikian ha deleitado este jueves a un Príncipe Felipe entregado. / ANGEL DE CASTRO

Alberto Arilla

Alberto Arilla

Corría el año 2018 cuando el Ayuntamiento de Zaragoza decidió nombrar a Ara Malikian, para muchos el mejor violinista del mundo, Hijo Adoptivo de la Ciudad. Pero, los títulos y reconocimientos, son solo eso, títulos y reconocimientos. Ni más, ni menos. Seguramente, si al bueno de Ara le hubiesen preguntado por aquel entonces, y a pesar del enorme orgullo que para él fue tener dicha consideración en la ciudad de su familia, el músico libanés de origen armenio hubiese afirmado que el verdadero reconocimiento es el que obtiene en noches como la de este jueves, donde ha deleitado a un pabellón Príncipe Felipe hasta la bandera.

"Zaragoza es nuestra casa", ha asegurado al término de su primer tema. Frente a su violín, un público "espectacular e inspirador". Previamente, el músico ya ha dejado a las claras lo arraigado que se siente con este país, su país de acogida, con los versos de Serrat que ha elegido para amenizar la breve espera a los asistentes –el concierto tan solo se retrasó diez minutos–. Tras ellos, se hizo la oscuridad. Y con ella, el silencio más absoluto. Una ausencia de sonido que solo fue remediada cuando los primeros acordes emergieron desde el violín de Malikian. El público, su público, aplaudía entregado tras los 15 minutos que el libanés regaló como carta de presentación.

15 minutos dan para mucho

Para muchos, un tema de 15 minutos es inaguantable. Acostumbrados a los cánones comerciales, que premian las canciones breves y vacías, Ara Malikian demostró que están equivocados. Que en un cuarto de hora se puede decir mucho. Y, si el mensaje no cala, el libanés se encarga, de nuevo, de repararlo. Esta vez, con su otra forma de virtuosismo: la palabra. Así, el violinista ha comenzado a dejar destellos de su humor, tras anunciar que el concierto, previsiblemente, se iba a ir "a las 28 horas". Con los asistentes ya entregados por completo a su causa, Malikian ha terminado de ganárselos. "Me alegro de que os lo toméis a broma, pero yo os lo comento para que estéis al loro", decía con su interminable sonrisa.

El concierto fue, de principio a fin, un espectáculo. Algo que, por otra parte, es lo habitual cuando se trata de Ara Malikian. Un músico diferente, que tuvo que buscarse la vida por los bares de Alemania con tan solo 15 años, como él mismo ha confesado. Una experiencia que le ayudó a crecer como violinista y como persona, siempre agradecido. Su estilo, desde entonces, es inconfundible. Saltos, cambios de ritmo, sonidos que varían desde lo más clásico hasta el jazz o el rock. En definitiva, un genio. Y, como todo genio, con sus excentricidades.

Por supuesto, Malikian no se ha querido olvidar de su banda. Cuatro músicos que le acompañan desde hace décadas por el mundo, desde que se conocieron en Cuba. Tampoco se ha dejado a su familia, constantes emigrantes por causas nefastas.

En un momento dado, Malikian ha caído rendido al suelo, de rodillas, a agradecer el cariño recibido. Solo quedaba darle las gracias. Ara, esta siempre será tu casa.