RESEÑA LITERARIA

Los libros aragoneses de Domingo Buesa: A propósito de Caspe o de nosotros mismos

El libro invita a recuperar tiempo para lo que de verdad nos importa: nosotros

El autor del libro, Miguel Caballú Albiac.

El autor del libro, Miguel Caballú Albiac.

Domingo Buesa

Domingo Buesa

La vivencia de la pandemia nos mostró que nada podía evitar un mundo a la deriva, en el que la brecha entre las personas se hacía inmensa alimentada por el miedo a la enfermedad y a la muerte. Y en ese escenario complicado, un ilustre escritor como Miguel Caballú, académico de Bellas Artes y de Gastronomía, director del SIPA y de la revista 'Aragón', comenzó la cruzada particular de no permitir que creciera la distancia con sus gentes, con su familia y con sus amigos. Y lo hizo desde el ordenador de su casa, escribiendo diariamente unas mini reflexiones de doscientas palabras que enviaba a todos y en las cuales apostaba por la vida y la esperanza, dando presencia a ese mundo rico en tradiciones y realidades que habíamos olvidado. Día a día fue construyendo un corpus de pequeñas conversaciones que estaban destinadas a ser leídas en un mundo agobiado, a destilar el alivio temporal que producía su lectura. Todo trataba de lo mismo: de nosotros, de la vida que fluye, de las cosas más cotidianas, de la necesidad de reinventarnos sobre el legado del pasado.

Como escribe Jorge Albaladejo en su libro 'Reflexiones lentas para un mundo con prisas. Filosofía emocional desde el abismo existencial' (2022) esta literatura sirve para entender que la vida fluye y que ante los miedos el remedio es ser auténticos, libres e íntegros; es la mejor manera de estar en armonía con todos. Y es cierto que esto lo logró con acierto Miguel Caballú ya en su primer libro de reflexiones -del año 2020- que se llamó '400 tertulias conmigo mismo (y contigo si te apetece)' y en la segunda entrega, publicada en 2021 con el reclamo de 'Ensi-misma-dos a propósito de cualquier cosa'. Hoy nos llega la tercera parte de este proyecto que nació con la pandemia y que pervive en ese rescoldo de temor que todavía nos sobrecoge en algún momento.

'EnMimismado. A propósito de Caspe' es un conjunto de reflexiones y de recuerdos que nos invitan a seguir adelante sobre la ciudad del Compromiso a la que dedica el libro. Cuando te adentras en sus páginas la sensación es de formar parte de un llamamiento de atención a la calma, al autoconocimiento, a la normalidad. Los de Caspe, los de Aragón y los del mundo, al fin y al cabo, la misma cosa, se sienten identificados con lo que allí se nos cuenta en 102 epígrafes que van desde reflexiones sobre la paella, a las magdalenas madrileñas de la alcaldesa, a las sirenas, el melón, la firigolla, los barrenderos, los ruidos, la policía, Gastrocaspe, la plaza, los mosquitos, la guerra, el voluntariado, los colores, las ovejas o las ánimas.

Dinámica y de fácil lectura

La publicación es dinámica, de fácil lectura, de culto a los recuerdos, de amenas confidencias. Página a página se disfruta de cosas importantes, que a eso deberemos tender desde la falsedad de las cosas interesantes, y, por eso, al final comprendo a Nuria Espert cuando explicaba que “la lectura es para mí algo así como la barandilla en los balcones”. A la vitalidad de lo narrado se superpone la secuencia de mensajes que en el relato escrito deja caer Caballú: “no tenemos tiempo ni de tener tiempo”, “para ser creativo hay que olvidarse de la memoria”, “la lluvia es el cielo que desciende a la tierra”, “solo mueren las personas que no se recuerdan” o el de “los pueblos son más pueblos en verano”. Pero, no solo en el texto porque en un anexo “para mirar, más que para ver” se nos proponen una serie de fotografías en las que lo más importante es la frase que las explica, muy al estilo de Gracián, del que copia aquello “no seas sol que se pone” y de Goya, con mensajes muy curiosos de aire goyesco: “la salsa siempre delata a los mejillones”, “agua que no has de beber déjala regar” o “todos los caminos no llevan a Roma, es mentira”.

Como pueden ver estamos ante un libro apasionante, que se nos hace muy corto al leer pero que pervive en los pensamientos que nos provoca. Como diría Eduardo infante en su interesante propuesta 'No me tapes el sol' es importante recordar por qué leemos libros, porque el tiempo que empleamos en ello no es tiempo perdido y además es bueno porque compartimos vida e imaginación con muchas gentes. Pero, sobre todo, al leer este libro que les recomiendo vivamente deben reflexionar sobre una lamentable realidad: “vivimos tan deprisa que a menudo olvidamos lo más importante: disfrutar del viaje”. Hay que agradecer estas píldoras diarias a Miguel Caballú Albiac de Caspe, especialmente porque nos invita a recuperar tiempo para emplearlo en lo que de verdad nos importa: nosotros.

‘ENMIMISMADO A PROPÓSITO DE CASPE’

Miguel Caballú Albiac

Trebolín Ediciones

69 páginas

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