Entrevista |

Juan José Millás: "Me considero más lector que escritor"

El escritor valenciano publica 'Solo humo', una novela sobre el poder transformador de la literatura

Juan José Millas (Valencia, 1956), este martes en Zaragoza.

Juan José Millas (Valencia, 1956), este martes en Zaragoza. / Miguel Ángel Gracia

Rubén López

Rubén López

Juan José Millás vuelve en 'Solo humo' a algunos de los universos por los que ya ha caminado en sus anteriores novelas. La búsqueda de la identidad y la mezcla entre realidad y ficción sobrevuelan una historia sobre la imaginación y el poder transformador de la literatura. Para ello, el escritor valenciano ha construido el personaje de Carlos, un joven que el día de su 18 cumpleaños descubre que su padre, del que solo sabe que les abandonó a él y a su madre, ha fallecido y le ha dejado de herencia su piso y algo de dinero. Cuando entra descubre una gran biblioteca y él, que nunca ha sido lector, accede sin percatarse a un nuevo mundo. Millás presentará su nueva novela este martes a las 19.30 en el Paraninfo de la Universidad.

¿De dónde nace 'Solo humo'? 

Uno no sabe nunca cuál es el germen de una novela, pero sí te diré que este libro nace de la necesidad de contar lo brutalmente perturbadora que es la experiencia lectora. Para mí, leer ha sido la experiencia más perturbadora de toda mi existencia, desde que empecé a los 14 años. Hay aficiones que van y vienen, pero esta nunca me ha abandonado. En esta novela quería contar cómo esa experiencia puede poner patas arriba la propia existencia. 

Realidad y ficción vuelven a hilvanarse en esta novela. ¿Por qué le interesa tanto crear ese universo?

Me gusta mucho la tradición de la literatura del doble porque todos estamos de algún modo desdoblados. Está el yo consciente y el inconsciente. El ser humano es el único que puede enamorarse de alguien que no le conviene o fumar, que hace daño. Nosotros somos dos. Esa literatura me interesa mucho y la he trabajado desde distintos puntos de vista. Aquí lo he abordado desde el punto de vista del lector que se sumerge en un libro con una intensidad brutal y tiene que compatibilizar la vida que lleva dentro de él con su vida real. Me interesa mucho cómo se concilian esas dos vidas y cómo los materiales de una penetran en la otra, que es un poco lo que ocurre con la vigilia y el sueño.

¿La realidad defrauda mucho más que la ficción? 

Bueno, la tarea de la realidad es defraudar. Cuando uno alcanza una conquista que ha deseado mucho siente una cierta depresión, siempre viene seguida de una ligera caída. Y se debe a que en realidad no era eso lo que estábamos buscando, sino todo lo que eso representaba. Por eso vamos cambiando de objeto que desear, y ese es precisamente el motor de la vida. Ese deseo es lo que impulsa la vida. A veces me preguntan si con mi último libro he alcanzado el máximo de mis posibilidades. Hombre pues no, porque si no dejaría de escribir. En definitiva, el trabajo de la realidad es defraudar para que vayamos cambiando de objeto y de deseo.

"La lectura ha sido la experiencia más perturbadora de toda mi existencia"

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¿Dentro de los libros se está mejor que en la realidad?

Yo he vivido con más intensidad en los libros que en la vida. La experiencia lectora me ha provocado emociones fortísimas que quizá la vida no me ha generado. Pero leer forma parte de la vida real. Nadie me puede negar que eso no es vida real, igual que cuando estoy en una ensoñación. Ahora, si por realidad se entiende ir a cazar elefantes, como hacía Hemingway o el rey emérito, pues yo estoy muy ajeno a ella. Yo vivo en realidades de carácter más íntimo.

¿Con esta novela también quería hacer una reivindicación de la lectura? ¿Había ahí algo de activismo cultural? 

No tengo ningún afán proselitista. Solo quería contar mi experiencia. Al menos ese no era mi objetivo consciente. Yo soy poco activista en general.

¿La gente que lee o ha leído mucho suele ser mejor persona?

No estoy seguro. Aunque sí que es cierto que yo siempre he pensado que la cultura nos salva de la barbarie. Pero también había nazis muy cultos, así que no es del todo verdad. 

'Solo humo' pone en valor la cultura de los cuentos.

Los cuentos son una construcción nuestra, pero luego nos hacen a nosotros, somos el resultado de todas esas experiencias culturales. No nacemos con una identidad predeterminada, nos vamos haciendo en función de los productos que vamos consumiendo. Cuanto más calidad tengan, imagino que identidades más solidas crearemos.

"Creo que la cultura nos salva de la barbarie, pero también había nazis muy cultos"

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¿Es esta también una novela de iniciación a la vida?

Bueno, en la medida que el protagonista es un joven que busca un padre al que no ha conocido se le podría poner esta etiqueta. Pero creo que todas las etiquetas son reductoras. Son útiles a efectos didácticos, pero cuando una novela policíaca es buena, deja de ser de género. Además, yo me pregunto qué etapa de la vida no es de iniciación.

Igual que el protagonista de 'Solo humo' descubre los cuentos de los hermanos Grimm, ¿a usted qué libro le abrió ese horizonte desconocido? 

A estas alturas de la vida han sido muchos, pero te voy a decir el primer libro con el que me hice lector. Tuve la suerte de coger en una biblioteca 'Cinco semanas en globo', de Julio Verne. Caí en él. A partir de ahí ya no he dejado de leer y ha sido una experiencia perturbadora.

¿A veces la realidad se cuenta mejor desde la ficción?

Muchas veces sí, porque los seres humanos tenemos una dimensión a la que solo se llega a través del mito y del cuento, y no con la razón, que representaría el ensayo. Hay zonas del ser humano que son inaccesibles al razonamiento y son esas las que hay que nutrir con la ficción. Por eso los primeros testimonios que tenemos sobre el mundo son cuentos de tradición oral y no teoremas matemáticos. Lo que está claro es que la literatura también sirve para informar y contar cómo es la realidad.

¿Por eso es tan importante no edulcorar los cuentos?

Es que la función de los cuentos es mostrar toda la realidad. Si quitas las partes que no te gustan estás mutilando la realidad. Si el niño solo ve un espejo de cosas buenas se va a creer que él no tiene nada perverso, cuando no es así. 

¿Por eso empezó a escribir usted? ¿Para comprender más y mejor la realidad?

Yo fui lector muchos años antes de que se me pasara por la cabeza la idea de escribir. Pero entre el lector y el escritor no hay muchas diferencias de temperamento. De hecho, yo fundamentalmente soy lector. Es más, si tuviera que elegir entre leer y escribir, sin duda elegiría leer. Me considero más lector que escritor.