CON UNA FINA LÍNEA ENTRE LO CLÁSICO Y LO ACTUAL

Anton Jarl (batería y líder del grupo Rambalaya): «Vivimos encerrados en las pantallas, acosados por una música a golpe de ordenador»

El septeto barcelonés Rambalaya actuará este sábado a las 21.00 horas en la sala Rock and Blues

(De izda. a dcha.) Gerard Nieto, Pol Prats, Héctor Martín, Anton Jarl, Jonathan Herrero, Matías Míguez y David Pastor, componentes de Rambalaya.

(De izda. a dcha.) Gerard Nieto, Pol Prats, Héctor Martín, Anton Jarl, Jonathan Herrero, Matías Míguez y David Pastor, componentes de Rambalaya. / El Periódico

Álvaro Jordán

Álvaro Jordán

En una época donde la industria musical parece estar apegada casi en su totalidad a la música urbana, el grupo barcelonés Rambalaya busca ofrecer un cambio de ambiente con una fina línea entre lo clásico y lo actual a través de su rhythm and blues. Lo demostrará este sábado a partir de las 21.00 horas en la sala Rock and Blues de Zaragoza. «El público zaragozano es increíble. Siempre transmiten muy buen rollo. Zaragoza es una ciudad que nos encanta por todo: su tradición, sus monumentos, su gente y, por supuesto, su comida», relata con entusiasmo el líder de la banda, el batería Anton Jarl.

El músico sueco es también el principal compositor de la mayoría de canciones; aunque, como él afirma, «no me gusta considerarme de esa manera porque esto es un trabajo en equipo. Yo puedo venir con una idea y una melodía base, pero sin el apoyo musical de los demás esa canción no llegaría a ninguna parte». Un proceso colectivo al que se suman la voz de Jonathan Herrero, la guitarra de Héctor Martín, el bajo de Matías Míguez, el piano de Gerard Nieto, el saxofón de Pol Prats y la trompeta de David Pastor.

La composición, cuyo nombre realiza un juego de palabras con el plato Jambalaya de Nueva Orleans, surgió unos cuatro años atrás, como un proyecto conjunto entre los miembros de varias bandas barcelonesas, entre las que destacan Mambo Jambo o A Contra Blues. Su objetivo principal era presentar la música que más llegaba sus corazones, que más les llenaba como artistas: el fenómeno rhythm and blues junto a subgéneros como el rockabilly. Pero no con el objetivo de hacer resurgir el género, sino «intentando crear una línea actual a nuestra manera, con nuestro propio sonido», explica Jarl. 

Un objetivo que parece estar cada vez más cerca de cumplirse, o al menos eso parecen dejar claro las críticas positivas del nuevo álbum de la agrupación, 'Only in my dreams', lanzado el pasado 28 de abril. Según el batería, este elepé ha requerido de un proceso creativo mucho más largo que busca navegar en un limbo entre sus géneros más habituales junto a los pequeños toques del pop antiguo: «Queríamos añadir bases de cuerdas, arreglos para los agudos o sonidos más largos que aguanten la melodía, por poner algunos ejemplos. Asimismo, sí que es cierto que con nuestro primer álbum sufrimos el duro golpe de la pandemia, así que ese parón nos ha servido de inspiración, así como poder disfrutar de una publicación de disco siendo finalmente libres».

Y es que ese es un funesto recuerdo que permanece en las memorias de los músicos aún a día de hoy. Su primer álbum, 'Rambalaya', sufrió un parón súbito (tanto de presentaciones como de gira) a causa de la llegada del covid. «Sin duda alguna, la mayor reflexión que saqué con la pandemia es que no puedes dar nada por sentado. Y que realmente no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes, tanto a nivel personal como laboral», confiesa Jarl.

Por suerte, ningún mal dura cien años, y Ramabalaya fue capaz de resurgir de sus cenizas por todo lo alto a través de un doble pase en la sala Upload de Barcelona. No era el inicio de carrera que se esperaban, pero fue la primera piedra de un camino mucho más largo.

Sus referencias

Durante estos años con el rhythm and blues como el palo que ondea su bandera, han ido denotando sus influencias musicales a través de sus canciones, catalogadas por la audiencia como muy versátiles por su constante variable de ritmo y género, con influencias tan míticas como Tom Jones.

Esta corriente les ha permitido crear un espacio de nicho frente a su audiencia, pero también ha despertado ciertos prejuicios frente a un estilo tendido a ser visto como «muy antiguo», algo que no tiene por que ser así según detalla el batería sueco. «Nuestra música busca adaptarse a la sociedad de hoy en día. Y, de todas formas, hay muchas figuras actuales que toman inspiración de estas corrientes. Como pueden ser The Weeknd o Bruno Mars. Al final, es una cadena de raíces y sucesiones musicales».

Y de raíces musicales es algo de lo que Jarl sabe mucho. Llegó a Barcelona hace 20 años, y aunque en un principio solo iba a estar seis meses en la ciudad, su ambiente cosmopolita (un atributo que, como reconoce, le ha servido a la banda para impulsar su inicio profesional por su viva escena musical) le enamoró por completo. Parafraseando al difunto Michael Robinson: 20 años después, aquí sigue. Con la misma emoción por la música. Porque, como ha querido enunciar, «una vida sin música es una vida muy vacía».

Esos ideales y ambición le hicieron ganarse la admiración de sus compañeros y, por consecuencia, el liderazgo de la banda. Una curiosidad bastante notable, puesto que no es un cargo que suela recaer sobre los baterías.

Mientras Rambalaya ultima sus preparativos para el concierto, Jarl concluye reflexionando sobre una industria que «ha perdido en parte su esencia, pero que todavía conserva nichos de amor por la música en directo que poco a poco, espero que se vayan expandiendo en los corazones de la gente». «Vivimos tan encerrados en las pantallas, acosados por una música que tira a golpes de ordenador, que creo que la gente está empezando a buscar de nuevo música natural o, tal y como están los tiempos, música para valientes», declara con orgullo.