CICLO BOMBO Y PLATILLO
Crítica del concierto de Matt Elliott: Un trovador para tiempos inciertos
El artista transita por las orillas de folclores diversos, se asoma a la melancolía de la hora de cierre de un cabaret, crea la atmósfera de una banda sonora, rememora a Cohen y bebe en el barroco de compositores españoles
Trágico e irónico, crepuscular, brillante traficante de emociones… Matt Elliott es eso y mucho más; un artista imprescindible que siembra belleza sobre la tierra baldía de la desolación. El martes, Elliott volvió a Zaragoza, ciudad que ha visitado en varias ocasiones, para actuar en Bombo y platillo, ciclo tan necesario como los artistas que programa. Elliott, que en 'The End of The Days', su disco más reciente, ha facturado un puñado de canciones hermosas, transita por las orillas de folclores diversos, se asoma a la melancolía de la hora de cierre de un cabaret, crea la atmósfera de una banda sonora, rememora a Cohen y bebe en el barroco de compositores españoles, ofreció en Delicias un concierto envolvente, inspirador y repleto de matices.
Matt cada vez confiere más importancia a la música en sus canciones, y ahora, armado con guitarra y saxo, tocando y cantando sobre loops pregrabados o sobre las diferentes capas de sonido que va registrando en tiempo real, en una especie 'work in progress', lanza sus himnos susurrantes, intensos, arrebatadores. Casi susurra los textos, pero enlaza con la guitarra varios universos musicales y dibuja con el saxo embriagadores ambientes que pasan tanto por la turbación como por el gozo.
Hincapié en las piezas de 'Drinking song'
En el repertorio incluyó pocas canciones de su nuevo álbum e hizo hincapié en las piezas de 'Drinking Songs', una de sus apuestas más apreciadas. Y de postre, una despedida de altura con espléndidas recreaciones de 'Dust Flesh and Bones' (“Polvo de carne y hueso / Así es como se siente estar solo /Igual que moriremos solos”), perteneciente al disco 'The Broken Man', y de la pieza instrumental T'he Maid We Messed', una vibrante conjunción de organicidad y electrónica.
“Oye la voz del bardo / que ve el presente, el pasado y el futuro / cuyo oído escuchó la sagrada palabra / que caminó entre los antiguos árboles”, escribió el poeta visionario William Blake en la introducción a 'Cantos de inocencia y experiencia'. Diríase que el poema está escrito para Matt Elliott, el afilado trovador de canciones para tiempos inciertos.
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