Entrevista |

Belén Rueda: "Cuando me llamaron para hacer 'Mar adentro' colgué el teléfono"

La actriz madrileña protagoniza la obra 'Salomé', que estará en el Teatro Principal hasta el día de San Valero

La actriz madrileña, Belén Rueda, este jueves en la presentación de Salomé, que se representará en el Teatro Principal hasta el próximo lunes.

La actriz madrileña, Belén Rueda, este jueves en la presentación de Salomé, que se representará en el Teatro Principal hasta el próximo lunes. / laura trives

Rubén López

Rubén López

Belén Rueda se sube por primera vez a las tablas del Teatro Principal de Zaragoza para protagonizar Salomé, la nueva obra de la reconocida directora Magüi Mira. La actriz madrileña, que ya trabajó con la dramaturga en Penélope, se instala desde este jueves y hasta el lunes en el coliseo zaragozano para revisitar esta tragedia bíblica y «humanizar» a una mujer «marcada por los prejuicios». La propuesta, estrenada en el Festival de Teatro Clásico de Mérida el pasado agosto, cuenta con nueve intérpretes en escena, entre los que destacan nombres como Luisa Martín, Juan Fernández o Pablo Puyol. La obra viaja hasta el siglo I de nuestra era para contar una historia «basada en hechos reales». «No encarnamos a mitos, sino a personas que existieron», ha subrayado este jueves en la presentación Magüi Mira.

¿Cómo ha sido volver a trabajar con Magüi Mira?

Trabajar con ella es un lujo. Magüi tiene la maravillosa manía de revisitar a grandes mujeres que han llegado hasta nuestros días con etiquetas injustas. De alguna manera, lo que hace en sus obras es deconstruir esos personajes y situarlos en la época actual para poder valorarlos con los ojos de hoy. Eso es lo que ha hecho también en Salomé, que es un personaje con un ansia de libertad brutal.

De hecho, la propia Magüi Mira subraya que la obra es un alegato en favor de la libertad.

Es que Salomé tenía una idea de la libertad demasiado adelantada a su tiempo. Por las noches se escapaba al desierto, salía de su jaula de oro, porque quería vivir un tiempo nuevo. Cuando se habla de Salomé siempre se recuerda lo mismo: que fue la mujer que pidió la cabeza de Juan El Bautista, que era caprichosa y que usaba el sexo para conseguir todo lo que quería. Es un personaje que ha llegado hasta nuestros días con un trato injusto marcado por los prejuicios. Esta obra lo que hace de alguna forma es humanizarla porque tampoco debemos olvidar que la historia siempre la han escrito los hombres.

Ha trabajado mucho en cine y televisión, pero no tanto sobre las tablas. De hecho, ‘Salomé’ es su cuarta obra de teatro. ¿Le llegan menos propuestas o las que recibe no las puede realizar por sus otros compromisos?

Sí, me ha ocurrido no poder abordar algunos proyectos por tener ya otros compromisos cerrados. Aunque a veces hay propuestas que se imponen al resto. Y eso es lo que me ocurre con Magüi, que es una directora con la que me entiendo muy bien a todos los niveles y que aborda unos proyectos muy valientes. Su trabajo me fascina y siempre intento encontrar la manera de adaptarme, aunque también me avisa con mucho tiempo para poder encontrar el hueco. Con mi primera obra de teatro (Closer, de Mariano Barroso) también ocurrió algo parecido y además me la propusieron en un momento en el que personal y profesionalmente podía hacerlo.

¿Podría elegir entre el cine, la televisión o el teatro?

Lo que ocurre es que muchas veces eliges los proyectos no porque sea cine o teatro, sino por otras razones. Bien porque hay una directora con la que quieres trabajar, como ocurre en este caso, bien porque quieres coincidir con algunos actores o porque te llega un guion maravilloso que no puedes dejar pasar.

"Al principio de mi carrera tuve que demostrar más que los demás porque no venía del mundo de la interpretación"

¿El teatro impone más?

Es que son medios muy diferentes. Hay una cosa maravillosa del teatro y es que cuando se levanta el telón eres tú con tus compañeros y el público. Sin embargo, en la última película que he hecho, mi primera secuencia era el final del filme, así que cada cosa tiene su dificultad y su encanto. La clave es adaptarse al medio. Recuerdo que cuando estaba haciendo Los Serrano y me llegó la propuesta de Amenábar para hacer Mar adentro lo estuve preparando con un actor amigo mío y siempre me decía, ‘Belén, el cine es pequeño, tus ojos pueden ser tan grandes como una puerta y por eso las emociones se cuentan más a través de los ojos que de las palabras’. Luego, cuando empecé a ensayar Closer, Mariano me decía siempre que lo hiciera todo grande. Son medios muy distintos.

Ahora es una de las actrices más consolidadas del país, pero sus inicios no fueron sencillos. Ha reconocido en alguna ocasión que le llamaban «intrusa».

Bueno, mi carrera es un poco atípica. Empecé como azafata, luego presentadora, hice ficción en televisión, luego cine y después teatro. Es cierto que al principio no fue fácil, pero ahora lo veo de forma diferente. No me quedo con lo malo y, además, era una época en la que había muchos tabúes. Lo único que puedo decir es que el trabajo y el no pensar que ya está todo hecho es primordial en esta profesión. Es una carrera de fondo.

¿Cree que tuvo que demostrar y esforzarse más que los demás?

En algunos momentos sí porque yo no venía del mundo de la interpretación, pero también me he encontrado con muy buena gente en esta profesión.

"La figura de Salomé ha llegado hasta nuestros días con un trato injusto y marcado por los prejuicios"

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¿Hay algún trabajo del que se sienta especialmente satisfecha?

Bueno, es complicado elegir. Quizá porque lo estoy viviendo ahora, pero con Salomé me está ocurriendo una cosa muy curiosa. Magüi me proponía huir de la idea de la seducción como algo malo, porque además hay mucha hipocresía en torno a ello ya que el dinero sí que se justifica como un fin para conseguir lo que quieras... Todo eso ha sido un reto para mí porque hasta ahora lo tenía como reprimido. Parece que si eres rubia, alta y mona tienes que ir escondiéndolo un poco para que no parezca que estás muy ‘motivada’ o que eres engreída. Salomé es todo lo contrario. Magüi me pedía que sacara toda la sensualidad que tenía dentro y yo decía, ‘manda narices que con 58 años me llegue este papel’ (ríe).

‘Mar adentro’ fue un punto de inflexión en su carrera. ¿Cómo se fraguó su participación en el filme?

El director de casting de la película fue Luis San Narciso, al que ya conocía. Y recuerdo que cuando me llamó y me dijo que Alejandro Amenábar me quería para Mar adentro le colgué el teléfono pensando que me estaba tomando el pelo. La verdad es que luego fue una experiencia increíble y al cabo del tiempo le pude preguntar a Alejandro por qué me había elegido. Me dijo que la historia que quería contar era muy reconocible porque todo el mundo sabía en esos años quien era Ramon Sampedro en España y quería que el personaje de Julia fuera alguien con mucha naturalidad y normalidad.

Lógicamente, los papeles que le van ofreciendo van evolucionando con el paso de los años. ¿Es fácil adaptarse a eso?

Pues he tenido mucha suerte con eso porque es verdad que han ido cambiando. Incluso he hecho de abuela... Pero las cosas que cuento muchas veces no tienen que ver con lo que se supone que es mi edad. Son personajes que sufren con el amor y que descubren cosas nuevas.

¿Qué proyectos tiene en cartera?

La siguiente película ya está rodada, pero aún no la he visto. Se titula Caída libre, está dirigida por Laura Jou y es de la productora de J.A. Bayona. Se está decidiendo si se presenta en el Festival de Málaga.

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