Tarjeta roja a la violencia

La Federación Aragonesa de Fútbol y el Comité Arbitral de la comunidad detectan un peligroso incremento de las agresiones en el fútbol regional y buscan erradicar esta tendencia

Un banquillo roto en un campo de fútbol aragonés.

Un banquillo roto en un campo de fútbol aragonés. / MIGUEL ANGEL GRACIA

David García Arlegui

David García Arlegui

Dentro de los campos aragoneses de fútbol base ha reinado históricamente el pundonor, el buen hacer y el respeto por el oponente, más si cabe tratándose de las categorías más jóvenes, en las que miles de niñas y niños se olvidan de los problemas al calzarse las botas y salir al campo de fútbol.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte, el clima de juego limpio ha ido ensuciándose hasta llegar a ser irrespirable para ciertos estamentos del deporte rey en la comunidad, como los árbitros o los propios infantes. La Federación Aragonesa de Fútbol notificó un aumento de episodios violentos en el fútbol base de la comunidad el pasado mes de marzo, haciendo saltar las alarmas debido a la agresividad tangible en los terrenos de juego de Aragón.

A fecha del 24 de marzo, la federación contabilizó 141 agresiones a contrario, 7 incidentes con el público asistente a los partidos con clausura de los campos donde se disputaban estos, 20 insultos graves a los árbitros, 23 agarrones y zarandeos a los colegiados y dos agresiones a miembros de este colectivo, que acarrearon sendas sanciones de más de tres años sin jugar.

Dichos números provocaron que el propio estamento federativo reuniese a los actores principales del fútbol en el mismo mes de marzo, como son distintos miembros de los Comités Disciplinarios, Comités Arbitrales y entrenadores de la comunidad, así como algunos responsables de los clubs aragoneses y las instituciones de gobierno.

Óscar Fle: «Plantearemos ampliar el peso de las sanciones hasta donde corresponda»

Dicha reunión finalizó con una conclusión clara: la necesidad de endurecer las sanciones aplicadas a los violentos para que estos cesen en su empeño de manchar la buena imagen del fútbol aragonés. «Lo que está reglamentado cubre perfectamente la situación porque es suficientemente duro, pero si vemos que algún estamento no está conforme, lógicamente, plantearemos ampliar el peso de las sanciones donde corresponda», argumentó entonces el presidente de la federación, Óscar Fle.

Uno de los borrones más infames que nos dejó la temporada que acaba de finalizar fue la suspensión del Cristo Rey-Alfindén de 3ª Infantilque terminó con seis jugadores heridos, dos de ellos en el hospital, y en cuyo acta quedaron reflejados insultos al colegiado de jugadores y aficionados que presenciaban el encuentro y patadas entre niños, siempre según el acta.

Dos espectadores presencian un partido de fútbol base en Aragón junto al juez de línea del mismo.

Dos espectadores presencian un partido de fútbol base en Aragón junto al juez de línea del mismo. / MIGUEL ANGEL GRACIA

Otro suceso grave se produjo en el campo del Peñaflor en el encuentro de Segunda Regional B que les medía al Alto La Muela, siendo el guardameta visitante el causante de la agresión. «Una vez finalizado el partido, el portero de La Muela se dirige hacia mí disconforme con algunas de mis decisiones durante la segunda mitad. Por unos insultos que él me profiere, le saco la tarjeta roja. Cuando me doy la vuelta, viene hacia mí corriendo y me propina un cabezazo por la espalda, en la zona del occipital», manifiesta Daniel Lambea, el colegiado que aquel día tuvo que ser trasladado al hospital y estuvo dos semanas de baja laboral debido al golpe que recibió.

«Este año hemos tenido seis episodios denunciables, agresiones en las que notamos la crispación. Hay incidentes, como insultos o amenazas, en un 60% de los partidos», afirma Paco Ramo, presidente del Comité de Árbitros de Aragón. «La gente ha venido revuelta después de la pandemia. En cuanto se producen y los chicos nos llaman, les damos cobertura. Además de la poca ayuda moral que les podemos dar, tenemos un abogado de la federación que lleva a juicio a los agresores», complementa el presidente.

Paco Ramo: «Hay incidentes, como insultos o amenazas, en un 60% de los partidos de fútbol en Aragón»

«La RFEF creó dos protocolos, sobre acciones xenófobas y violencia y sobre insultos. Hemos tenido mucho cuidado en ejecutarlos: vamos avisando y tratando de moderarlos porque, si les hiciéramos caso, nos ayudaría, pero no queremos llegar a la suspensión de un partido o a retrasarlo en fútbol base porque es realmente triste. Preferimos la colaboración de los directivos, que saben identificar dónde está el problema en un campo de fútbol», manifiesta Ramo.

Sin embargo, en ocasiones el remedio se convierte en la enfermedad. «En algunos casos, los directivos son los primeros que son forofos y, además de no conocer el reglamento, se lo saltan. Ellos mismos saben qué personas son las que están provocando o las que van a saltar a por el árbitro, a por el equipo visitante o a por su afición. Todo empieza por ahí», explica el presidente, agregando que es más sencilla la cordialidad y el trabajo en pro de la erradicación de la violencia en el fútbol base con los técnicos. «Es fácil ponernos de acuerdo con los entrenadores, pero hay que concienciar a los padres para que vayan a ver fútbol y se olviden de que solo es ganar, especialmente en categorías formativas», matiza.

Un futbolista disputa un encuentro de fútbol en Aragón.

Un futbolista disputa un encuentro de fútbol en Aragón. / MIGUEL ANGEL GRACIA

«Muchas veces, se culpabiliza de errores a los árbitros de Primera o Segunda División y la gente piensa que vamos a ser como ellos», argumenta J. B., otro de los colegiados que han sido víctimas de agresión consultados por este diario, quien también percibe un aumento de los casos de violencia con especial fuerza tras la pandemia.

Su caso, producido en un Santa Eulalia-Azucarera Paracuellos de Segunda Regional, revela el origen del problema. «Al pitar yo una falta, un jugador se enfada y comienza a dar puñetazos a su rival mientras este estaba en el suelo. Cuando le apartan y termina de agredirle, le muestro la roja», narra. «Al verlo, se gira y me pega un puñetazo que me tira al suelo. Lo grave aquí es que todos, locales y visitantes, estaban acongojados y abroncando al jugador, mientras el padre de este individuo saltó al campo y me dijo ‘te lo has merecido’», relata. «Si tu padre entra a un campo a decir eso después de que su hijo haya pegado a un árbitro, no me extraña que esto sucediese por la educación que ha recibido este chico», reflexiona el colegiado, que en ocasiones se desespera viendo el actual panorama. «Te planteas seguir en la profesión porque ves que la sociedad va avanzando, pero en el campo de fútbol no lo hace», sentencia. «Si las reglas básicas del deporte se pierden, también se pierde la esencia», dice su compañero Daniel Lambea.

J.B., árbitro: «Te planteas seguir en la profesión porque ves que la sociedad va avanzando, pero en el campo de fútbol no lo hace»

Por el momento, la solución desde el colectivo arbitral radica, para Paco Ramo, en el entendimiento entre los actores del fútbol. «Haremos dos jornadas técnicas con entrenadores antes de empezar la temporada porque consideramos que el entrenador debe ser una pieza a nuestro favor. Debemos entender que nos puede echar una mano en un momento dado», explica.