SUCESOS EN ARAGÓN

Lambán y Azcón, a por el trono de Aragón

El socialista, sobrio y propositivo, ha lidiado con bombas externas; el popular, aunque hiperbólico, ha ganado en la imagen

Javier Lambán y Jorge Azcón, durante la firma de la carta de interés para que Zaragoza sea sede del Mundial.

Javier Lambán y Jorge Azcón, durante la firma de la carta de interés para que Zaragoza sea sede del Mundial. / ÁNGEL DE CASTRO

Ignacio Martín

Ignacio Martín

No es verdad que la campaña haya durado 15 días. Han sido meses de discursos, mítines, proclamas y broncas. Ruido, mucho ruido. Pero ni aun así, o precisamente por eso, están seguros de movilizar a una gran mayoría. Así que estos días, a un lado y al otro, se afanan en pedir al electorado que se acerque hoy a las urnas. Según el CIS, hasta un 25% de los electores entró en la última semana sin saber a quién votaría. Lejos queda aquella vinculación emocional que se vivió de los años de la Transición, cuando los partidos eran sentidos como propios y apenas se movía un 1% de votos en los días finales. Hay desapego, aunque no tanto como en 2011, esas elecciones marcadas por la crisis en las que los políticos eran directamente insultados por la calle.

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Así lo recuerda Javier Lambán (PSOE), a quien no le gustaba ese momento pero tampoco disfruta a tope de este en el que por momentos impera la frivolidad. Aun así, ahí sigue. Busca la reelección, quiere otros cuatro años como presidente del Gobierno de Aragón antes de decir adiós -«Esta es la última campaña a la que me presento», ha dicho-. Para lograrlo deberá imponerse, al menos en el cómputo último, a Jorge Azcón (PP), el otro candidato firme a dirigir la comunidad el próximo cuatrienio. No hay más posibilidades para ocupar el trono.

Otra historia es que lo puedan hacer solos, que no podrán. Ahí entran en juego el resto de partidos. Todos los que superen el umbral electoral del 3% que permite acceder a las Cortes, todos, entran en las cábalas. A la derecha con Azcón, a la izquierda con Lambán.

Así que la misión hasta el viernes a las 12 de la noche, algunos hasta en la jornada de reflexión, consistió en pelear por el último voto hasta el minuto final. Por teléfono, en la calle, puerta a puerta si hacía falta. Por supuesto, en las redes sociales, con una frenética actividad propagandística, casi toda dirigida a la caza del indeciso.

Así ha sido en Aragón, donde hasta Lambán y Azcón se han señalado entre cuentos e incorrecciones. Han sido campañas muy distintas, pero se diría que el PP ha vencido en la imagen –la buena y la mala, la del populismo y el barro, también la del márketing–, con mucha presencia en la calle, sobre todo por parte de Azcón.

Forma, fondo y gestión

El PSOE ha tenido más forma, con el fondo propio que dan los años de gobierno, programa, y la opción de vender el balance de su gestión, buena por el lado económico y el laboral, con ese horizonte del pleno empleo que tanto repite Lambán, que quiere que Aragón sea la primera comunidad de España en alcanzarlo. También ha exhibido el alto nivel empresarial, y su buena relación con las sociedades. Justo aquí, el anuncio, o preanuncio, de que Tata, la empresa de baterías destinada a instalarse cerca de la capital, se asentará en el Reino Unido, le ha caído como un jarro de agua fría. Es el segundo golpe tras el de Volkswagen, que acabó en Sagunto.

Empezaron los dos la campaña en el mismo sitio, en Cuarte de Huerva, reconociendo la importancia que tiene la zona metropolitana de la capital, donde se reúnen decenas de miles de votos, casi tantos como en Huesca, más que en Teruel y en otras grandes poblaciones. Lambán vendió desde el primer momento el músculo de su partido, los 140 años del PSOE, además de su aragonesismo, su moderación y su capacidad para alcanzar pactos.

No anduvo lejos el popular, que desde el primer día quiso vender una corriente optimista, de cambio, y la mejor alternativa para los caídos del centro. Siempre al ataque, a veces se pasó de frenada, como el día que patinó en Barbastro con los centros de salud que nunca se han cerrado o cuando prometió abrir temprano una Facultad de Medicina en Teruel. Su intención ha sido la de vender alegría al estilo Ayuso, un Aragón en el que gobernar «para todos» que a buenos ratos le ha sonado hiperbólico.

Ha hecho una campaña kilométrica. Dicen en su partido que ha recorrido Aragón de punta a cabo. Si no tanto, desde luego el esfuerzo lo ha dejado en 7 visitas a localidades de Huesca, 9 a Zaragoza y 6 a Teruel.

En esos 22 viajes ha intentado quitarse el aire de alcalde de la capital que tiene. Bueno, Lambán le ha acusado directamente de no tener «ni idea» del territorio y Azcón, siempre echao p’alante, se ha liado carretera y manta para tratar de quitarse esa laminilla de capitalino. Ya se sabe, Zaragoza y Aragón, esa eterna contradicción.

Además, ha estado macrorrespaldado por Núñez Feijóo, lo que le han traducido en debilidad propia. El líder nacional de su partido ha pisado territorio aragonés nada menos que cuatro veces en las dos semanas de campaña, tres de ellas Zaragoza, tratando de aprovechar también los mítines para dar un impulso a la novata Natalia Chueca, tan verde en su discurso como favorita para ser alcaldesa.

Tanta visita de Madrid –también se han dejado ver Cuca Gamarra o Mariano Rajoy– no la ha dejado pasar de largo el líder socialista, que ha insistido en que, si tantas veces tiene que venir Feijóo, es porque Azcón no tiene programa. Lambán vende un Aragón «con voz propia» y Azcón «es la voz de su amo», ha repetido el presidente, al que llegó a acusar de mentir «por afición» poniendo en duda su capacidad para gobernar la comunidad. «Carece de proyecto», ha repetido a diario.

Azcón no ha virado en el trayecto, con poca propuesta propia pero siempre atento a los puntos débiles del rival. Por un momento pareció que la campaña se le iba a hacer muy larga, pero ha llegado al final entero. Ha contado con inesperada ayuda externa, justo del enemigo, sobre todo por los misiles que le han caído a Lambán.

Empezó todo con el asunto de las listas de Bildu en la que aparecían asesinos de ETA. Y de esa película que cubre de dudas al Gobierno central, con Pedro Sánchez en su versión kamikaze, ha intentado librarse Lambán, que ha condenado por activa y por pasiva a los terroristas. Como hizo en su día con los independentistas o con la ley del solo sí es sí. Por ahí no ha aflojado el PP, que cada vez que Lambán tenía que salir a decir «ese no soy yo», le recordaba que vota con Sánchez. Y que así seguirá.

Las sombras

Con ETA metió el dedo el PP hasta mitad de la campaña. Después, la detención de cargos socialistas o las sombras en la gestión de los parques de energías renovables, con el Inaga en el punto de mira, han contribuido a la campaña de los populares y al dolor de las filas socialistas, que en estas dos semanas han presentado iniciativas más concretas, empezando por el primer sábado de campaña, cuando Lambán anunció junto a la ministra Raquel Sánchez la construcción en los próximos 20 años de 16.000 viviendas de alquiler. ¿Por qué 16.000 y no 20.000 como prometió unos meses antes? Inexplicable, inexplicado. Tras recordar que con el PP siempre se oyen «tambores de trasvase», el socialista prometió ayudas a los agricultores y mil millones de inversión en la próxima legislatura para cuidar de los mayores.

Además, se comprometió a llegar hasta los 75 millones para la universalización de la educación, que no es otra cosa que extender la escuela pública fuera del horario de colegio, de modo que los niños, «sean de la cuna que sean», tengan los mismos derechos que los que se pueden pagar clases particulares. Aquí, por cierto, Azcón dice que Lambán ha hecho «seguidismo», al igual que en la propuesta del Plan Pirineos o en la creación de la Ciudad del Deporte, iniciativas que presentó más tarde Lambán.

El socialista, por cierto, se ha prodigado con soltura en las entrevistas pero negó el cara a cara pedido repetidamente por Azcón. Además, no acudió al debate organizado por EL PERIÓDICO DE ARAGÓN entre los nueve primeros espadas políticos de la comunidad. Solo faltó él, un punto negro. Sí estuvo en el de Aragón TV, donde se le vio un tanto mohíno. Azcón, todo sea dicho, tampoco estuvo bien ese día.

El alcalde considera que le ha ganado a Lambán la campaña de calle, aunque eso, bien se sabe, no tiene una traducción directa en las urnas en estos tiempos de influencers y tiktokers. Rivales únicos, a ninguno se le ha visto brillar en campaña, donde las mentirijillas de Azcón han contrastado con la sobria fatiga de un Lambán lastrado por bildus, sánchez o canales roya.

No va más, está en juego el futuro en los votos que reciban estos dos hombres que, a fuer de ser diferentes, se confiesan cierta admiración y miran de reojo. Mientras Vox aún aspira a gobernar mano a mano con el PP e incluso hay algún tracking que lo confirma, la llave de la gobernabilidad puede estar escondida en Teruel Existe. Tomás Guitarte ha prometido que no estará en ningún Ejecutivo en el que participe la ultraderecha, en ningún modo. Pero con el paso de los días, bien se sabe, las reflexiones se atemperan y empieza otra película, antigua pero bien conocida: Lo que el viento se llevó.

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