José María Aznar reapareció ayer, tras años de tensiones con Mariano Rajoy, para erigirse en una especie de Pepito Grillo del PP. "¿Dónde está el PP?, ¿aspira a ganar las elecciones?", preguntó el expresidente del Gobierno en la convención nacional del partido, ante el actual jefe del Ejecutivo, su gobierno, la cúpula popular, así como su basto poder territorial. Aznar no se privó de lanzar dardos contra la forma que Rajoy dirige el Gobierno y PP. El presidente de honor del partido arengó a los suyos para que despierten y recuperen el terreno perdido con una fórmula similar a la que utilizó él cuando refundó el PP: atendiendo a las esencias del partido que atraen el voto conservador, pero peleando también por un centro político que Aznar consideró abandonado por el PSOE.

El expresidente dejó en un discurso de 35 minutos decenas de titulares, que fueron comentados por sus compañeros en los pasillos, que previamente le arroparon con un gran aplauso puestos en pie. "España necesita más PP, un PP que esté y que se note que está", señaló, tras recetar a Rajoy en varias ocasiones que "recupere y reivindique la política" y que "no desprecie ni a los desanimados ni a los que recelan" del Gobierno. Para recuperar la España moderada, Aznar recomendó "sumar, sumar y sumar". "La centralidad no se gana a costa del proyecto, sino gracias a él (...). Crecer no es desplazarse, es estar donde estaba e ir a sitios nuevos", alertó.

Y para salvaguardar los principios conservadores, reclamó dureza tanto contra los "separatistas" como contra los "populistas". Así, dando ejemplo, consideró que el presidente catalán, Artur Mas, (al que no citó) solo quiere una "Cataluña mutilada y dividida", porque solo así "conseguirá imponerse".

ATAQUES A LA IZQUIERDA José María Aznar también sacudió a los partidos de izquierda, espectro en su opinión dividido en tres patas: "los que han decidido hundir su propio barco, los que están en la inopia y los populistas". "No se trata de apelar al miedo, sino a la ambición de hacer un país mejor para todos", reivindicó. Aún así, consideró que partidos como Podemos, al que no citó, solo proponen un "viaje de revancha" que conduce "a la destrucción de los consensos".

Aznar se despidió pidiendo a los suyos que cuenten con él, porque él ha estado "donde siempre". Previamente, Esperanza Aguirre, ahondó en la necesidad de que el PP que se "rearme ideológicamente", mientras que María Dolores de Cospedal hizo un discurso más convencional, en el que reivindicó "la estabilidad, confianza y unidad" que representa su partido.