El Rosario de Cristal volvía este jueves a las calles de Zaragoza tras tres años de ausencia. Con él, ha vuelto la fe en su máxima expresión a unas Fiestas del Pilar que siempre responden a la llamada de las carrozas y los faroles.

Desde las 19.00 horas, con total puntualidad, ha resonado la megafonía que marcaba el inicio del acto. Un arranque en recuerdo a las víctimas del coronavirus que no han podido asistir a la presente edición.

La pandemia, de hecho, ha sido tema de conversación en los corrillos previos al inicio del Rosario. Muchos han comentado la polémica en torno a que en 2021 las carrozas de cristal no pudieran rendir tributo a la Virgen del Pilar.

Pero bueno, al recorrido. La plaza de San Pedro Nolasco y la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús han vivido sus mayores momentos de ajetreo con los últimos ajustes de las correas de los faroles y con los primeros pasos ya preparados en la puerta.

El Rosario de Cristal hace brillar a Zaragoza

El Rosario de Cristal hace brillar a Zaragoza Jaime Galindo

En las luces, además de en la vuelta, ha estado la gran novedad de esta edición. Los 250 faroles del desfile cuentan, desde este 2022, con iluminación de LED.

El recorrido de este año, un cuadrado casi perfecto en pleno centro de Zaragoza, ha llevado a los participantes y a los fieles que les han seguido en el camino de vuelta hasta la plaza de San Pedro Nolasco, previo paso por Santo Domingo de Val, San Vicente de Paúl, Coso, la plaza de España, el Coso, Alfonso I, la plaza del Pilar, Don Jaime, la plaza de la Seo, Sepulcro, la plaza de San Bruno, Sepulcro, San Vicente de Paúl, San Lorenzo, San Jorge y Pedro Joaquín Soler.

Una nueva vuelta que ha sorprendido a muchos, tanto a aquellos que no fallaban a la cita como a los que debutaban. A este último grupo pertenecen Ana y Luis, que se unían a la comitiva «porque nuestros padres siempre han participado, pero este año no pueden hacerlo por salud». Pese a ser la primera vez que cargaban con los faroles, los dos han dejado claro que sí que eran adeptos «a verlo desde fuera, porque es algo muy bonito».

Perdidos en la vuelta

La vuelta del Rosario a la calle y este recorrido ha pillado en fuera de juego a más de uno que quería acceder hasta la plaza del Pilar o bajar hacia el barrio de La Magdalena. «Pues a ver cómo vuelvo yo ahora a casa», ha comentado un joven agarrado a su bicicleta, que no encontraba la forma de atravesar la marea humana que formaba los misterios religiosos. La asistencia, como en cada edición, ha sido masiva.

Y de poco servirían las primeras cuentas de las autoridades para confirmar el número de asistentes. Conforme han avanzado los creyentes, algunos que no habían podido llegar a tiempo San Vicente de Paúl se han sumado a la comitiva al reconocer a algún familiar o amigo.

Muchos de ellos se han unido a la procesión con velas, que la propia organización del evento ha repartido a espuertas. Unas candelas que han dado aún más luz a la tarde zaragozana, que ha visto como el anochecer regalaba preciosas estampas. La iluminación se ha completado con los imprescindibles flashes de los teléfonos móviles a la búsqueda de la 'storie' del momento.

Han llegado los primeros pasos a la plaza de España, otros aún seguían esperando su salida, y los afortunados que habían encontrado un hueco en las terrazas celebraban su tan limitada suerte: «Desde aquí es desde donde mejor lo vamos a ver, seguro». Otros, aquellos con casa en algún tramo del recorrido, han sacado el refrigerio de la nevera propia y han disfrutado, todavía más, de lo que hoy significa tener un balcón con vistas al centro de la ciudad.

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La algarabía en los alrededores ha contrastado con el interior del recorrido, un murmullo contenido en el que, cuando el ambiente acompañaba, se ha podido intuir los distintos misterios y rezos.

Ya con la noche cerrada han vuelto las carrozas hasta la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Exhaustos, contentos y muy felices, los fieles han celebrado la vuelta de la tradición. La emoción, con el apagón de las luces, no ha llegado a su fin. Solo es una pausa, tan larga o tan corta como la duración de un año. Si nada lo remedia, el Rosario de Cristal volverá a emocionar Zaragoza el 13 de octubre de las próximas Fiestas del Pilar