El pasado, el futuro y el presente de Alberto Zapater

Alberto Zapater tiene 37 años y está a poco más de seis meses de cumplir los 38. Su edad mental y emocional para jugar al fútbol es la de un juvenil que rebosa hambre, ilusión y gratitud en cada jornada de trabajo, en cada partido que el destino le permite volver a vestir la blanquilla, la prenda de su corazón. El capitán entrena cada día como si fuera el último y cuida su cuerpo, tan castigado por las lesiones, los golpes y el desgaste de toda una vida, como si fuera el primero, con el máximo mimo y la profesionalidad más extrema.

Con sus 37 años y seis meses encima, ahora que cumple la séptima temporada consecutiva de su segundo ciclo en el Real Zaragoza, Zapater se ha ganado una de las camisetas del once titular. El capitán se ha convertido en el capitán de Fran Escribá, el hombre al que ha dado el mando en el centro del campo, no por el nombre, ni por su pasado ni por su futuro sino por lo que a día de hoy, diciembre de 2022, es capaz de ofrecer: rendimiento presente, saber estar en el medio, despliegue y control del tiempo y los espacios. Buen juego, en definitiva.

El laboratorio del profesor Escribá y el rugido del Real Zaragoza

Contra el Huesca, su sociedad con Francho dio un resultado extraordinario. Veteranía y juventud en un mismo frasco, muchos kilómetros de carreras y dominio absoluto del partido. En un momento muy importante de la temporada, la mejor versión de Francho, ese ir y venir constante, sus piernas y su llegada están de regreso.

Zapater termina contrato al final de esta temporada. En una entrevista en este diario el pasado jueves confesó que hace solo tres meses pensaba que el del sábado iba a ser su último derbi con el Huesca en La Romareda. Ahora, remató después, lo ve de otra manera. En plenitud física de nuevo, habiéndole ganado el terreno a sus compañeros, el futuro de Zapater en el equipo se resolverá en su hora. De momento, el capitán ha vuelto a asomar la cabeza y el Zaragoza disfruta de su buen estado de forma presente.

Suscríbete para seguir leyendo