A pesar de décadas de lucha por la igualdad de oportunidades, las trabajadoras españolas ganan, en promedio, entre el 27% y el 28% menos que sus colegas varones con igual preparación y funciones. La discriminación salarial por razón de sexo no es exclusiva de España, pero casi duplica las diferencias de sueldos que existen en el resto de los países europeos (15%).

El director general de la Organización Internacional del Trabajo en España (OIT), Juan Hunt, aprovechó la presentación del cuarto informe global dedicado a la igualdad laboral para denunciar que, si bien han aparecido en España "signos positivos" en relación con la lucha contra la discriminación por sexos, las mujeres españolas siguen sufriendo una mayor desigualdad que las europeas quizá "porque han accedido al mercado laboral más tarde".

La media anual de acceso al mercado laboral de las mujeres (6,2%) casi ha duplicado al de los hombres (3,34%). Según un estudio de la Caixa Catalunya, de los 2,9 millones de nuevos empleos creados desde 1994, 1,5 millones están ocupados por mujeres y hay casi 400.000 trabajadoras más que aportan los ingresos principales al hogar. Sin embargo, la tasa de paro femenina sigue duplicando a la masculina.

La OIT insiste en que los progresos contra la discriminación no han sido "uniformes". La mujer sigue relegada a trabajos poco cualificados, a los puestos periféricos, inseguros y menos prestigiosos. Aunque se les ofrezcan contratos fijos, muchas deben aceptar jornadas a tiempo parcial porque se ven obligadas a atender responsabilidades familiares o se ven frenadas por "un techo de cristal" que les impide lograr ascensos. "Aunque la discriminación está prohibida en la UE, la discriminación existe", afirmó Hunt.

La mujer no sólo padece desigualdades en el salario, sino también en cada etapa del empleo: desde la selección de personal hasta la formación, también en la designación de tareas (segregación profesional) que persiste incluso en el sector de tecnologías de la información y de la comunicación donde la OIT pensó que se abría un campo de igualdad de oportunidades para la mujer.

La organización dice que las normativas que evitan discriminaciones son insuficientes para acabar con el problema. Se requieren instituciones que garanticen el cumplimiento de la ley además de medidas educativas, de formación y, sobre todo, indicadores estadísticos que midan la igualdad laboral y salarial.

NUEVAS DESIGUALDADES "Aunque algunas de las formas más flagrantes de discriminación pueden haber disminuido, muchas continúan existiendo y otras han adquirido formas nuevas o menos visibles", aseguró Juan Hunt.

El director de la OIT explicó que la desigualdad laboral y salarial afecta a los inmigrantes, personas enfermas de sida, minusválidos (entre el 7% y el 10% de la población mundial) y trabajadores de más edad, y está aumentando la discriminación por religión que se concreta en denegaciones de permisos o falta de respeto por algunos ritos.