Más de 30 años después de la famosa central térmica que dio trabajo en Escatrón a autóctonos y foráneos, la localidad espera resurgir de la mano de las tres centrales térmicas que empezarán a operar en unos meses. La más importante será la de ciclo combinado que está poniendo en marcha el grupo Enel, Endesa y la empresa de calderas Standard Kessel.

La nueva planta creará entre 50 y 60 puestos de trabajo y será una planta grande. Esta nueva instalación sustituirá a la tradicional térmica que emplea como combustible lignito negro y tecnología de lecho fluido presurizado. De esta manera se da continuidad, en condiciones notablemente mejoradas, a la actividad de generación eléctrica.

Además de ésta, cuya obra se está finalizando en estos días, en Escatrón hay otra planta de la empresa Global 3, también de ciclo combinado. Para poner en marcha esta última, la entidad, formada por las empresas General Electric y Delta Power, creará entre 20 y 25 empleos especializados y ha ocupado una superficie de unas 40 hectáreas en las proximidades del Ebro. Esta central tendrá dos fases, la primera de 180 megawatios y la segunda de 230 y estará en funcionamiento a finales de año.

La relación de Escatrón y la energía comenzó a mediados de los años 50, aunque fue en 1944 cuando se eligió este municipio para que formara parte de las empresas del INI elegidas para solucionar el déficit de energía que sufría el país. La primera central se planificó con la idea de ir ejecutando grupos o fases. Se llegaron a poner en marcha las tres primeras fases en 1953, 1955 y 1958 (de 50.000, 60.000 y 62.500 Kw/h) y nunca se llegó a ejecutar la cuarta fase. La primera de ellas fue inaugurada por Francisco Franco que visitó la población, y volvió en 1958 para hacer lo propio con la II y III fase. La empresa Calvo Sotelo tenía entonces 1.018 trabajadores que quedaron reducidos a un centenar en los 80 con Endesa y Termoeléctrica del Ebro.

La central ha sido dominante en la economía y en la vida de Escatrón. La mayor parte de la actividad estaba regida por la central, incluida la composición del Ayuntamiento. En sus dependencias había centro de formación profesional, economato y un poblado.

Si bien, Escatrón había tenido hasta entonces como primera fuente de ingresos el sector primario. Con la llegada de la central y sus emisiones de humos con altos niveles en azufre, los responsables se tuvieron que enfrentar a todas aquellas familias que vivían de la agricultura. El conflicto se disipó con una subvención de 750.000 pesetas del Gobierno central para repartir al Sindicato de Riegos y la Hermandad de Labradores.

En 1973 Endesa, sucesora de la empresa Calvo Sotelo, anunció que los nuevos grupos no se construirían en Escatrón, sino en Andorra. En 1976 comenzó la construcción de la central de Andorra que absorbió a parte de los trabajadores que se encontraban en Escatrón. Ahí comenzó el declive. En 1976 Endesa compensó su salida de Escatrón con el anuncio de construcción de una central nuclear. El Ayuntamiento acuerda en 1977 enajenar 180 hectáreas de su propiedad para la instalación de la central nuclear, pero ésta nunca llegó a construirse. La oposición social fue clave para echar atrás un proyecto que no convencía a la población.

Endesa, en 1986, aprovechando alguna de las instalaciones de la vieja central de Escatrón inició su transformación en una planta experimental de nuevas técnicas de combustión con desulfuración de los lignitos.

ESTHER ANIENTO