Mientras la jueza sevillana imputaba a la exministra socialista Magdalena Álvarez, Rajoy se negaba a citar el nombre de Bárcenas en vano y proclamaba, con los datos del Inem en la mano, que ya estamos ganándole la batalla al paro. A su rebufo, Montoro se subió a la parra y aseguró tan campante que la recesión acabará este mismo año. El optimismo se desbordó de inmediato como la espuma de una caña mal tirada. En Aragón, con algunos cotizantes más a la Seguridad Social, doblaron las campanas. Cuando Zapatero y la Eléctrica Salgado se sacaron de la manga aquella patochada de los brotes verdes, apenas fueron capaces de exhibir un muestrario tan fabuloso de mentiras y sucios trucos estadísticos. Pero, claro, la derecha siempre ha sido mucho más tremenda y desprejuiciada a la hora de pasarse a la opinión pública (y a la publicada) por el arco del triunfo. Será por eso que a las/os chanchulleras/os sociatas los imputan con suma facilidad y a los de la otra acera, no.

En España junio acabó con 127.248 parados menos. Pero eso, queridos, no fue porque se creasen puestos de trabajo sino porque la gente empieza a pasar de apuntarse en las oficinas de los institutos de empleo. En realidad, el último mes sólo registró 26.853 cotizantes más a la Seguridad Social (en Aragón, 4.734), cuando hace un año en la misma fecha se contabilizaron 31.332. La contratación de trabajadores por cuenta ajena ha sido mínima, y en más del 93% de los casos bajo estrictas condiciones de temporalidad. En un año (junio 2012-junio 2013), la citada Seguridad Social tiene 613.018 inscritos menos... O sea, que si estamos ante el inicio de esa recuperación del empleo ansiada por todos, que vengan los dioses y lo vean.

Los voceros del PP se pasaron el día de ayer tirando cohetes. Mientras, en el Instituto Nacional de Estadística llevan meses cogiéndoles bajos y sisas a los datos para que cuadren y el PIB ya no retroceda. Pronto presenciaremos nuevos y enormes prodigios. Tal vez la gente no se los crea (salvo los tontos de baba), pero nos rodearán cual lluvia de confetti en medio del funeral. Con lo que jode.