APUNTES AL MARGEN

Ayuso otra vez

Alfonso Alegre

Alfonso Alegre

Han pasado ya más de seis meses desde que se produjo el affaire Casado-Ayuso. Allí aprendimos dos cosas: en el PP se perdonan los comportamientos corruptos y se considera traición denunciarlos. Casado quedó defenestrado y Ayuso a lo suyo, siempre en el foco. Aunque en ocasiones es puro teatro, en otras, sus actuaciones tienen una fuerte relevancia. Todo apunta a que la espantá de Feijóo para no renovar el CGPJ, tiene por origen a Ayuso y su gente (Miguel Ángel Rodríguez, Jiménez Losantos, etc.). Está claro que la derecha trumpista española no va a dejar a Feijóo intentar moderar un poco al PP. De hecho, fueron los medios de comunicación de la derecha mediática los que empezaron a machacar a Feijóo cuando parecía que el acuerdo estaba hecho. Los mismos medios que financia generosamente la Comunidad de Madrid, que dirige Ayuso.

Pero esta semana Ayuso también ha sido protagonista por las sucesivas noticias del desastroso estado de la sanidad en Madrid. Algunas, como lo de abrir los centros de Urgencias sin médicos, son incluso cómicas, excepto para el enfermo que allí acude. Existe una larga tradición en el PP de Madrid de aparentar ser imbécil, aunque sea mentira. Acuérdense de Esperanza Aguirre en Caiga quien Caiga. Las actuaciones contra los servicios públicos llevadas a cabo por el PP de Madrid no son incompetencia, me temo, sino que responden a una estrategia bien pensada. Madrid es la única comunidad en la que la enseñanza concertada tiene más alumnos que la pública. También es la única que tiene más universidades privadas que públicas. La vivienda pública se vendió a fondos buitre. Y en sanidad, la Comunidad de Madrid lidera los seguros médicos privados con más de un tercio de la población en la sanidad privada. La estrategia es simple: degradar los servicios públicos para que cada vez más gente se pase a lo privado. ¿Cuál creen que es la reacción, si puede pagarlo, del paciente que no ha sido atendido porque no había médico? Si uno no usa los servicios públicos, por lo general le importa poco cómo funcionan. Así su única preocupación por lo común es pagar menos impuestos. La educación, la sanidad, la vivienda, el transporte etc., que se apañe cada uno con el mercado, si puede pagarlo. Un mundo de individuos vinculados únicamente a través de las leyes del mercado. Es el sueño húmedo de Thatcher, y en Madrid se va cumpliendo poco a poco.

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