La pugna por La Romareda

Álvaro Sierra

Álvaro Sierra

Quedan menos de cien días para la cita con las urnas y tanto el PP como el PSOE andan excitados con el asunto de La Romareda. La polémica entre el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza no debería ser una disputa partidista sino una suma de intereses por lograr un nuevo estadio que haga que todos ganemos. Tanto zaragocistas o zaragozanos como el resto de personas que disfrutarán de sus instalaciones quieren que salga adelante. La nueva Romareda es un clamor. El Real Zaragoza ya ha dado todo de sí para que se llegue a buen puerto y así lo afirmó Sanllehí esta semana afirmando que el club es «apolítico» y que están dispuestos, desde los fondos de inversión y el capital de los propietarios, a financiar íntegramente el estadio. Creo que este avance, que dista mucho del dineral que debía pagar el ayuntamiento en otros proyectos, es un paso de gigante.

A pesar de las críticas de Lambán a la gestión deportiva de Jorge Mas y los suyos; o a pesar de las dudas en cómo será la contratación y explotación que aún hay que aclarar; el objetivo de un nuevo estadio debe ser el rumbo y alejarlo de las disputas políticas y torticeras. En este sentido, Lambán reitera que no judicializara la Romareda y el concejal Serrano asume que el PSOE está hundiendo el proyecto. Entre tanto, no son más que palabras de uno o de otros. Si hay sombras de corrupción, como barrunta la DGA, que se vaya a los tribunales desde ya; si el Ayuntamiento no aclara algún asunto jurídico, que se explique. Hay que poner las cartas sobre la mesa de todos los intereses, de unos u de otros, para lograr un proyecto que es vital como ciudad y que siempre se respete el interés de todos y la transparencia en la gestión, explotación y uso. Hay que asumir una responsabilidad añadida como responsables públicos y no sólo como meros gestores de intereses partidistas.

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