EL ARTÍCULO DEL DÍA

Predicciones sorprendentes

No debemos permitir que las estrategias del populismo, que ponen en riesgo la democracia, triunfen

Joaquín Santos

Joaquín Santos

Vivimos tiempos sorprendentes, pero lo más sorprendente de todo es que nos sorprenden con lo de todos los años, lo de todos los días, lo que nos sabemos de carrerilla, colocado con mucha gracia (bueno, no tanta) como lo nunca visto.

Seguro que le va a sonar. En muchas ocasiones los informativos de la televisión arrancan con la noticia de que en verano hacer calor o que en invierno hace frío. Aún no hemos llegado a la noticia de que cuando llueve te mojas como los demás, pero tiempo al tiempo.

Aún es mucho mejor cuando, para ilustrar la obviedad, se pregunta a los viandantes para que describan lo que vivimos todos cuando salimos a la calle. Las gentes que contestan no paran de señalar eso de «¡uy, qué calor!», salvo en los casos en que sacan a los que disfrutan de algo de fresquico, yo diría que, más que nada, para chinchar.

Y no digamos nada si en vez de a los informativos serios acudimos a las redes sociales en las que se nos regala con titulares como: «El alarmante aviso de la Aemet para el próximo verano» o «Experto en meteorología advierte sobre lo que va a suceder en la próxima semana» o «Fulanito de tal, que acertó con el último récord de temperatura, sorprende con una nueva predicción».

Alarma, aviso, sorpresa, términos continuamente reiterados para informar de una predicción meteorológica que se exagera hasta la saciedad. El problema es que este tipo de noticias produce como resultado la completa banalización de la información de verdad, la que, para gozo de negacionistas y conspiracionistas, tiene que ver con el calentamiento global y el cambio climático. Cuando lo obvio se exagera, las verdades pasan desapercibidas y se malbaratan.

Aplique el ejemplo de las noticias sobre el clima a lo que nos sucede en cualquier ámbito de nuestra vida social y política, especialmente a esta campaña electoral y sus más que sorprendentes predicciones en forma de afirmaciones incomprobables coladas en medio de un lamentable barullo de ruido y paja.

Por ponerle un ejemplo concreto que me asalta en los días en que escribo este artículo, se están generando dudas sobre el proceso electoral, una de las principales estructuras de nuestra democracia; se advierte del riesgo de un pucherazo a cuenta del voto por correo, deslizando la idea de que se va a impedir la llegada de las papeletas adrede.

Se está procediendo a utilizar esta predicción, que no podremos comprobar hasta el día de las elecciones, sin pruebas; en un proceso que busca generar dudas y erosionar la imagen de los gestores y adversarios políticos; además, se prepara el camino, por si se pierde, para acusar a los vencedores de ilegítimos. Exactamente lo mismo que hicieron Trump y Bolsonaro.

No debemos permitir ni permitirnos que las estrategias del populismo, que ponen en riesgo la existencia misma de la democracia representativa y liberal, triunfen. Estas estrategias, por muy eficaces que resulten, niegan en la práctica lo que nos ha convertido en un gran país y nos alejan de lo que presumimos ser: demócratas y constitucionalistas. Cuando esto sucede jugamos con fuego y destruimos el fundamento en el que se asienta la convivencia con consecuencias imprevisibles. No todo vale.

Suscríbete para seguir leyendo