EL ARTÍCULO DEL DÍA

Ejercer la democracia

Ya el calendario nos ha dicho que el 23J pasó y es necesario trabajar con los mimbres que hay

Antonio Morlanes

Antonio Morlanes

El calendario es una máquina inexorable, siempre avanza, no necesita permiso de nadie y permanece en el momento con total sentido de temporalidad. Bien, pues tras estar interpretado de una u otra forma el 23 de julio, como no podía ser de otra manera, llegó, cumplió su cometido y se marchó dejándonos su mercancía.

Quienes quisimos dimos a conocer nuestra voluntad y de su recuento obtuvimos un resultado, que podríamos denominar, a toro pasado, como muy variopinto. Nos ha dado por ser ahora ciudadanos como si tuviésemos antojos, somos de una exquisitez superlativa. ¿En qué nos basamos para elegir un partido político, de entre toda la panoplia? Pues lo cierto es que lo ignoro. Los estudios sociológicos dicen que no somos nada dados a leer los programas electorales, entonces ¿cuál es nuestra fórmula decisoria? Quizás sea el modelo de trincheras, me meto en la mía y disparo a las demás.

Ya el calendario nos ha dicho que el 23J pasó y que es necesario trabajar con los mimbres que hay y, por supuesto, una vez hecho lo que consideren nuestros representantes, no digamos que no nos gusta, pues ellos han salido de nuestra decisión.

Pero hablemos de pedagogía, pues este es el elemento que puede dar eficacia al manejo del sistema democrático. Tenemos una Constitución, no voy a manifestar que sea perfecta, pero ha tenido la virtud de conducirnos hasta hoy, que posiblemente se deba cambiar en ciertas cuestiones que ya han quedado atrasadas por el tiempo o por nuestra evolución, pero mientras no sea así debemos ajustarnos a ella. Por tanto, y con la Carta Magna delante de nosotros, si nos referimos a las elecciones generales del 23J estaremos haciendo referencia única y exclusivamente a la elección de diputados y senadores, es decir, a nuestros representantes. Estos, según el artículo 99 de nuestra Constitución, serán quienes elijan al presidente del Gobierno, por tanto, no valen esas reivindicaciones: «he sido el más votado» o «tengo más diputados». Sólo será posible que se le designe a quien sea, siempre y cuando cuente con el apoyo suficiente en el Congreso de los Diputados. Por favor, no confundamos a la ciudadanía.

Por cierto, otra cuestión constitucional. El señor Feijóo, líder del PP, ha dicho, al menos en dos ocasiones, que yo haya escuchado, que cuando sea presidente del Gobierno aprobará que no se puedan celebrar elecciones en julio y agosto. Ante tamaña declaración, entiendo que se estará refiriendo a que modificará la Constitución, lo que significa contar con los 3/5 de los votos del Congreso, puesto que el artículo 115 otorga competencia, sin limitación, al presidente del Gobierno para disolver el Congreso y el Senado y en el decreto de disolución fijar la fecha de las siguientes elecciones. Así que sería conveniente que si se desea llevar a cabo esta acción (prohibir elecciones en verano), no se simplifique como si fuese un simple acuerdo de consejo de ministros, se debe contar íntegro.

Con respecto a estas últimas elecciones generales, creo que el análisis que podemos hacer es que es complicado que el PP tenga suficientes apoyos parlamentarios para formar Gobierno, pues necesita que se acompañe por Vox y el resto de los partidos han manifestado que no darán su apoyo estando este último en la operación. Por otro lado, veo muy difícil, diría que imposible, que el PSOE le apoye para que se deroguen sus leyes. Por tanto, o gobierna el PSOE o hay adelanto electoral. En esta ocasión nos tocaría en diciembre, allá por Navidad, igual también el señor Feijóo desea prohibir esta fecha. Entendamos el porqué de nuevas elecciones: si no es posible cumplir con la voluntad de los ciudadanos, y esto es algo bastante probable, quizás deberíamos entender todos nosotros que votar con el estómago nos conduce a estas situaciones. Por tanto, y cara a otro proceso electoral, reflexionemos cómo nos interesa que sea la sociedad en la que vivimos, cómo nos la dibujan en sus programas los diferentes partidos y de esta forma ser capaces de elegir con nuestras creencias a quien más se acerca a ellas.

También me gustaría que los medios de comunicación sean capaces de informar a quienes desean ser informados y no aleccionados. Un periodista se deja unos años de su vida en la universidad para luego hacer ejercicio de su profesión y no estar al servicio de intereses espurios a la finalidad de informar de la manera más objetiva posible. Para dar realidad a lo que escribo, les pondré como ejemplo los titulares de tres periódicos del día 23 de julio, día electoral: 1) Los españoles eligen entre cambio y Sanchismo, 2) Plebiscito sobre el Sanchismo, 3) España elige entre Sánchez y sus socios o el cambio político. Una clara muestra de incidencia en la libre voluntad del ciudadano.

En definitiva, unas elecciones son la voluntad del elector para definir el modelo de sociedad que demanda. Es la clara demostración del ejercicio libre que otorga la democracia y que nosotros debemos ser capaces de ejercerlo, no como venganza, sino como un sentido de identidad colectiva.

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