Después de la catástrofe

Una parte del voto del 23 de julio fue del tipo ¡Basta ya! ¡Estamos hartos de tanta patraña!

Joaquín Santos

Joaquín Santos

Déjeme disfrutar al menos un ratico. Convendrá conmigo que en estos momentos ya podemos respirar tranquilos. Hemos sobrevivido, al menos de momento, a un sinfín de calamidades que se nos venían encima. A lo largo de los últimos días, en realidad últimos años, no paro de recordar los cómics de Astérix y el terror de los galos a que el cielo les cayera encima.

¿Qué no sabe de qué estoy hablando? ¡Bendito sea que es capaz de sustraerse al ciclo de noticias alarmantes que nos vienen rodeando por doquier desde hace unos años, especialmente desde la pandemia de la covid 19!

¿Recuerda que había no pocos ciudadanos que creyeron los rumores que plantearon que las medidas que se tomaron contra la covid no se hicieron para preservar la salud de las personas si no para preparar una limitación permanente de las libertades, que lo que pasaba era que un gobierno mundial en la sombra estaba dando un golpe de Estado para hacerse con el control de todo lo existente? ¿Recuerda que no era infrecuente escuchar noticias y bulos que afirmaban que las vacunas nos implantaban un chip para controlarnos y que no servían para nada?

¿Recuerda…? Seguro que puede añadir no pocas afirmaciones de lamentable recuerdo. Convendrá conmigo en que esos rumores crearon un ambiente social crispado, de resistencia a las medidas que salvaron a miles de personas y nos protegieron a todos, que dificultaron la convivencia y amenazaron nuestra seguridad. Lo decían con tanta vehemencia que pudimos llegar a pensar que, alguna de ellas, tal vez… ¿Nos llegaron a hacer dudar?

Algo parecido ha venido pasando en el último mes durante el proceso electoral ¿Recuerda? No iba a votar ni Blas porque se estaban convocando las elecciones en verano, nada menos que el 23 de julio. ¿A quién se le ocurre? Iba a bajar la participación a niveles estratosféricamente bajos. Pues oiga, ha subido un 4% con respecto a las tirando a fresquitas del 10 de noviembre de 2019.

Y más todavía. No se iban a poder constituir las mesas porque todo el mundo iba a estar de vacaciones. Pues me temo que se han constituido todas como en todos los procesos electorales anteriores.

¿Y qué me dice del voto por correo con el que se estaba preparando un pucherazo? Pues que ha funcionado como la mayor parte de las cosas que nos proponemos en este gran país que es España por mucho que algunos difundan interesadamente que solo funciona cuando ellos están al frente. Cifras récord en número de votos por correo, cifras récord en porcentaje de voto por correo emitido sobre el solicitado.

¿Sabe que me preocupa? ¿Por qué escribo este artículo? Porque creo que necesitamos mantener la cabeza fría y el sentido común para sobrevivir al aluvión de noticias falsas, medias verdades, manipulaciones, exageraciones, disparates a lo que se nos somete en el día a día de nuestra convivencia y aún de nuestra vida privada. Porque creo que deberíamos hacer el ejercicio de apuntarnos en un papel la enorme sarta de sandeces que oímos cada día para constatar en pocas fechas que el planeta sigue dando vueltas en su órbita como todos los días pese a los que, según manifiestan los conspiracionistas, confabulan en contra.

Creo que una parte del voto del 23 de julio fue del tipo ¡Basta ya! ¡Estamos hartos de tanta patraña! Pero que quiere que le diga, me temo que vamos a tener que sudar la camiseta para hacer frente a las estrategias de comunicación de la derecha radicalizada que pretenden convencernos, contra toda evidencia, de que somos galos.

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