Cuttlas, teología y otras excursiones

Daniel Gascón

Daniel Gascón

Antes de salir de casa, mis hijos y yo adaptamos al cine o más bien al móvil una de las tiras de El gran libro de Cuttlas (Reservoir Books), la maravillosa recopilación de la obra de Calpurnio Pisón, fallecido hace poco más de un año. Un pistolero (en la versión de carne y hueso Lola, 9 años) se acerca a Cuttlas (en nuestra adaptación Max, 6 años) y le pregunta si se acuerda de él. Cuttlas va probando nombres: ¿Fred el granjero, Jou el gordo, Ben el herrero? No es ninguno de esos. Dice el pistolero: Tú me metiste 15 años a la sombra (ha habido que explicar que eso significa «en la cárcel»). Entonces eres Jak el malvado, dice Cuttlas. Es igual, vas a morir, responde el desconocido, y a continuación saca una pistola (crema de protección solar en la versión fílmica) y dispara. Pero coge el arma al revés y se dispara a sí mismo: Frank el tonto, se dice Cuttlas, ¿cómo he podido olvidarlo? Mientras se ponen los abrigos, Max pregunta qué es un diablo. Un ángel que se rebela contra Dios, respondo. Él dice que no cree que Dios exista, que existe la naturaleza. Me asombra su contundencia, me sorprende que su materialismo me escandalice, ¡soy traductor de Hitchens! Me pregunto dónde ha oído eso. Espero que sea materialismo y no la Pachamama o una chorrada new age. Tú me has preguntado, le digo; según la Biblia, que es un libro importante para judíos, cristianos (Max: ¡Cristianos como Cristiano Ronaldo!) y musulmanes el diablo es eso. Lola dice que le parece raro que Dios creara el mundo en tan pocos días y sobre todo: ¿y quién lo había creado a él? ¿Quién estaba primero? Max: ¡una explosión! Salimos hacia el metro con Carmen (9 meses), Max tiene el cumpleaños de un amigo. Vamos como los tres mosqueteros, les digo. Y somos cuatro, como los tres mosqueteros, dice Max. Lola y Max discuten sobre planetas y piojos, grandes protagonistas del curso. Luego Lola, que se ha quedado despierta hasta tarde leyendo El gran libro de Cuttlas, dice que Cuttlas hace una película de piratas donde recita un poema que han aprendido en el colegio y que a veces en un episodio muere un personaje y luego está vivo. Por ejemplo, en tiras posteriores vuelve a salir Frank el tonto. ¿O sea que mueren y resucitan? Porque no es la realidad, dice Max. ¿Pero existen o no? Existe en la imaginación, dice. Le digo: aunque no sepamos si existe Dios, sí sabemos que existe como idea. Claro, en la fantasía se puede todo, me dice. Entra un Papá Noel en el vagón, con un saco y un altavoz. Mirad, les digo. Obviamente, este es un impostor, dice Lola.

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