Sala de máquinas

Campaña contra la reina

Juan Bolea

Juan Bolea

La reina Letizia viene sufriendo una verdadera persecución por parte de la prensa independentista catalana, que se ha propuesto desprestigiar la monarquía española empleando cualquier tipo de medio, sin reparar en gastos ni en ética profesional alguna, con tal de causar daño a la corona.

Dichos esbirros del fascismo indepe, recalcitrantes machistas y escoria de redacciones, vienen dedicándose a publicar toda clase de rumores atentatorios contra la dignidad de una reina que no se ha tomado la molestia en contestar a sus infundios, y bien que hará de seguir ignorando a esa recua de rebuznantes asnos. La inteligente actitud del palacio de La Zarzuela ha enloquecido todavía más a estos fracasados plumillas a sueldo del secesionismo, en cuyas subvencionadas guaridas rezuma una tinta envenenada por la calumnia y, como decía, por el más repulsivo machismo. Porque a doña Letizia no la acusan de haber infringido preceptos constitucionales o precepto alguno, sino de haber tenido más novios de los que solo un estrecho consideraría aceptables para representar el cargo.

No es imposible que alguno de estos cenutrios se haya inspirado en la Revolución Francesa y en la utilización del rumor panfletario por parte de los Danton, Marat, etcétera, como arma política. El objeto de las furias de los pasquines revolucionarios fue entonces la esposa de Luis XVI, la reina María Antonieta. La acusaban de lo mismo que la colla separatista imputa ahora a doña Letizia: que si es altiva, que si es frívola, que si no está enamorada del rey, que si odia representar a su país... Todos aquellos argumentos, en fin, tan falsos como estruendosos, que tenían posibilidades de ir calando y generando odio popular contra la figura de la reina.

Ciertamente la Revolución gala triunfó, pero su ejemplo no es extrapolable a la España de hoy, ni los reyes franceses de aquel entonces, el tiempo histórico o el contexto político comparables a la monarquía parlamentaria que rige en una España constitucional donde Cataluña es, con todos los honores, una más (pero nada más) de sus diecisiete comunidades autónomas.

¿Quién estará financiando la campaña periodística contra la Casa Real? Si pensamos mal, ¿acertaremos?

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