EL ARTÍCULO DEL DÍA

La tarea de educar/nos

Los procesos de enseñanza y aprendizaje son interactivos: enseñando se educa y educando se enseña

Rafael Sánchez Sánchez

Rafael Sánchez Sánchez

Cuando un libro me impacta, mi mente y mi corazón se revolucionan. Antes de las navidades, me llegaron referencias de un título que enseguida atrajo mi atención: Escrito en tiza. Se lo pedí a los Reyes Magos y ha sido lo primero que he leído en estos primeros días del nuevo año. Desconozco a su autor, Jesús Ángel Sánchez Moreno, un profesor que ha dedicado más de treinta años de su vida a la labor docente en la enseñanza secundaria. Me ha impactado su lectura. Toda su experiencia acumulada, no solo como profesor, sino también como alumno, está volcada en las ciento noventa páginas de un texto que destila muchos y variados sentimientos. La fuerte autocrítica que el autor hace de los sistemas educativos, de la institución escolar, del profesorado, de los medios y fines orientados al moldeamiento del alumnado… todo ello, hervido en un fuego lento y persistente, auxiliándose de multitud de citas de otros autores en los que ha encontrado fundamento para refrendar su ensayo, en el que poco a poco va incendiando la inteligencia y los sentimientos del lector. En mi caso, que cuento con menos años de experiencia docente que este autor, pero nunca he dejado mi labor educadora, puedo decir que en la mayoría de sus afirmaciones estoy totalmente de acuerdo.

Este es un buen libro para leerlo con calma, meditarlo y hacerlo en compañía de otras personas, para dialogar sobre conceptos educativos que afectan a la entraña del ser humano, para pensar cómo educamos, con qué fines lo hacemos, y qué repercusión tiene nuestro trabajo en los demás. Aunque en este libro se critica una realidad de la educación que no es la que más nos puede gustar, sin embargo, encontramos también ideas esperanzadoras, la que más me atrae es cuando se habla de que la educación es humanizar, lo dice en el capítulo 5 cuando trata sobre la tarea de educar, por cierto, yo preferiría decir la tarea de educar/nos. Creo que todas las personas estamos recibiendo y ejerciendo influencia educativa, con intención o sin ella. El profesor que educa a sus alumnos tiene que permitir ser también educado por éstos. Nos educan y nos auto-educamos todos. En el caso de la escuela, los procesos de enseñanza y aprendizaje son relaciones interactivas, y es en estas relaciones cuando nos estamos educando; enseñando se educa y educando se enseña. No es propio de un docente de secundaria que afirme que él solo enseña, que no educa, que para eso ya están sus padres.

La educación es un proceso esencialmente comunicativo, relacional, donde se producen unas dinámicas de acción que deben estar sustentadas en la dignidad que a todos nos corresponde como personas. Cualquiera que se dedique a la enseñanza, debe tener clara la idea de que su labor no sólo es docente, sino que también es educadora. Desde la perspectiva antropológica, no podemos obviar la idea de que somos seres bio-psico-socio-culturales, estamos en proceso continuo de perfeccionamiento en cada una de las dimensiones de nuestra naturaleza humana, y todos tenemos cierta responsabilidad en la humanización propia y ajena.

Como se dice en este libro, hay que educar desde la calidez. Esto significa que cualquier docente debe poner a trabajar su inteligencia, su voluntad y su afectividad en beneficio de los alumnos, y debe hacerlo con acciones concretas: siendo amable, afable, respetuoso, comprensivo, justo… en definitiva, propenso a hacer el bien en el alma de cada persona.

Termino aplaudiendo la valentía de Jesús Ángel Sánchez Moreno, este profesor que desde el lado de la tiza ha hecho un examen de conciencia con toda honestidad, que bien puede servir para plantearnos mejoras en la escuela, y en el proceso de humanización de las personas.

Suscríbete para seguir leyendo