Anchura constante

Roberto Malo

Roberto Malo

Cuando paseo por la ciudad, me gusta mirar el suelo. Hay personas en cambio que no miran el suelo, y luego resbalan y se caen. Hay que mirar dónde pisamos, claro que sí. Paseando tranquilamente, es fácil ver muchas tapas metálicas salteadas entre el embaldosado. Si son cuadradas, nos indican que están sobre algo poco profundo, superficial. Debajo habrá seguramente cables de luz, de electricidad… Sin embargo, si vemos una tapa metálica redonda nos indica que está sobre algo muy profundo. Debajo habrá un desagüe, una alcantarilla… Todo tiene su razón de ser, su explicación. ¿Por qué los operarios del ayuntamiento colocan tapas metálicas redondas (y no cuadradas) cuando el sitio es muy profundo? Por seguridad, evidentemente. Veamos la explicación con un sencillo ejemplo práctico. Imaginemos que soy un operario del ayuntamiento y levanto la tapa redonda y la sostengo sobre el hueco mientras mi compañero Pepe baja para realizar dentro ciertos arreglos. Él está trabajando duro ahí abajo y yo arriba sostengo la tapa tranquilamente, silbando incluso (a esto se le llama reparto de trabajo). De pronto, me saluda un amigo a grito pelado al verme: “¡Roberto!”, y yo, que soy muy saludador, muy de dar abrazos y besos sin ton ni son, suelto la tapa de golpe y corro a abrazar a mi amigo, sin pensar. ¡Ahí va! ¿Qué pasará? ¿Caerá la tapa sobre la cabeza de mi compañero Pepe y se la dejará como una hucha? Pues no, no sucederá eso, tranquilos. La tapa se quedará clavada en la superficie, sin pasar. Porque el círculo tiene anchura constante. Si la tapa metálica tiene un diámetro de 70 centímetros, por ejemplo, lo tiene por todas partes. El cuadrado, en cambio, no tiene anchura constante. Si se cae la tapa oblicuamente, podría pasar por el hueco. Así pues, por seguridad, en lugares muy profundos, tapas metálicas redondas, por favor.

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