A vueltas con el Ebro

Ángela Labordeta

Ángela Labordeta

Volver sobre el trasvase del Ebro es el estribillo de una vieja canción que acompaña al pueblo de Aragón desde hace muchos años y que sin duda es el símbolo de una lucha que se enmarca sobre todo en aquellos años de los gobiernos del señor Aznar cuando parecía que el Ebro acabaría siendo trasvasado sí o sí. La historia, sin embargo, siguió su curso, dolorido y doloroso en ocasiones, y Zapatero, recién llegado a la Moncloa, derogó aquel decreto.

Pero siempre vuelve la sombra del trasvase del Ebro, algo incomprensible, cuando ahora los problemas son de una índole incalculable, porque el problema de la sequía y la falta de agua en España es un factor de riesgo que afecta a nuestra economía y nos afecta en nuestra vida cotidiana y afecta a nuestro ecosistema de una manera brutal cuando los humedales se van desertizando, nuestros picos no lucen blancos y los ríos y pantanos se encuentran en porcentajes de cotas bajísimas, hablándose en algunos casos de la muerte de un pantano. Así las cosas, hablar de trasvasar el Ebro es igual de esperpéntico que decir que no existe el cambio climático, cuando este pasado mes de enero ha sido el más caluroso desde que existen registros, lo que ha impedido generar nieve artificial y nos ha permitido disfrutar del mar como si de una dulce primavera se tratara. Y febrero parece que viene con la misma dulce calidez y con la misma falta de agua y las cosas pintan bastos porque si el invierno se hace primavera, la primavera se hará verano y el verano resultará insoportablemente seco y cálido y ni siquiera los neveros del Pirineo paliarán nuestra sed.

Hay voces que llevan décadas presagiando lo que ahora está sucediendo y a las que en su momento nadie hizo caso y en alguna ocasión esas opiniones hasta suscitaron algún que otro chiste. Sin embargo, como en otros tiempos, la historia es persistente y las medidas son urgentes porque no llueve y la lluvia y el agua son dos bienes preciados que hemos desaprovechado y maltratado. Si el trasvase del Ebro solucionara los problemas del agua en España, los aragoneses seríamos los primeros en decir que sí, pero eso es una falacia que no serviría más que para matar al Ebro definitivamente y continuar haciendo una política del agua basada en parches que vuelven a ser enormes agujeros de tierra desertizada de la que huyen las aves y donde la vida se antoja cada vez más difícil.

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