Opinión | VIRANDO A BABOR

El deterioro de la democracia

Con motivo de la conmemoración del 11M han proliferado análisis sobre las consecuencias de aquel terrible atentado. La idea de que las víctimas pasaron a segundo plano por la inmediata cita electoral y el intento de Aznar y los suyos de atribuir la matanza a ETA sabiendo a ciencia cierta que no era verdad involucrando en la mentira a la Policía e incluso a Naciones Unidas, merece ser tenida en cuenta. Igualmente sobresale la tesis de que en aquellos días tiene su origen el deterioro de la democracia en España por la vía de utilizar cualquier cosa con tal de deteriorar al contrario y ganar elecciones. De esta manera el sistema democrático no garantiza la búsqueda del bien común desde el gobierno o desde la oposición sino que se ha convertido en un conjunto de reglas formales que se intentan superar por el mal uso de cualquier cosa. Para la derecha española en realidad todo vale en política. Todo. La utilización del terrorismo de ETA es paradigmática, pero el recurso a los bulos, la mentira, la deslegitimación, al insulto más soez, la creación de conspiraciones inventadas, la exageración permanente, la compra de profesionales y medios de comunicación, como pasó aquel fatídico día para que sostuvieran sin pruebas lo que decía Aznar, el control de los medios públicos –o concertados– (eso de televisión «pública» aragonesa tiene su gracia) son ya una práctica permanente. Y cuando hace falta se crean policías patrióticas o se intenta controlar por la puerta de atrás algunos órganos jurisdiccionales. Vivimos inmersos en el márquetin que es una función organizativa y un conjunto de procesos dirigidos a crear, comunicar y entregar ofertas a los clientes. La publicidad forma parte del márquetin y ambos de la comunicación. Sólo que ya no hay comunicación sino intoxicación de la opinión pública a base de dosis repetidas hasta la náusea. Y en este campo de juego embarrado, la izquierda no lo tiene fácil.