La actualidad del Real Zaragoza

María, mujer de Zapater: "Alberto es, sobre todo, una buena persona"

La compañera y refugio del capitán vive «con mucha pena» las últimas horas de su marido en el Real Zaragoza. «Alberto habla y actúa con el corazón, por eso le quiere tanto la gente», asegura

Zapater, junto a su esposa María a las puertas de la Basílica El Pilar.

Zapater, junto a su esposa María a las puertas de la Basílica El Pilar. / SERVICIO ESPECIAL

Jorge Oto

Jorge Oto

El idilio de Zapater con el fútbol profesional comenzó al mismo tiempo que su relación con María González. En esos 19 años, la pareja ha tenido dos hijos (Alejandra, que cumplirá 9 años la próxima semana, y Óliver, de 7), ha vivido en Italia, Portugal y Rusia y ha superado momentos muy duros. Ella, nacida en Madrid pero cuya familia es zaragozana y zaragocista por los cuatro costados, conoce mejor que nadie a Alberto, al que define con rotundidad. «Es, sobre todo, una buena persona». Por eso, es consciente de que el día no va a ser fácil para su compañero. «Me da mucha pena. Lo veo un poco triste porque su sueño siempre ha sido colgar las botas en el Zaragoza. Óliver le dice que no se vaya, pero nos queda el orgullo de que tanto él como su hermana han visto jugar a su padre y que cuando crezcan se acordarán. Estamos felices porque todo lo que ha logrado ha sido maravilloso».

«Me da mucha pena. Lo veo un poco triste porque su sueño siempre ha sido colgar las botas en el Zaragoza. Óliver le dice que no se vaya"

Porque esa sensación de pena no puede solapar todo el orgullo acumulado por una familia que vive estos días «con mucha intensidad». Desde que el club anunció que el ejeano no seguirá, todo ha pasado muy rápido. «El cariño de la gente es increíble y creo que es, precisamente, porque Alberto es una persona sencilla, humilde e íntegra que nunca ha querido destacar ni alardear de nada. Como dijo él, quizá no ha destacado en técnica pero sí en pasión y en transmitir sus sentimientos y su gran zaragocismo», destaca María, que, al contrario que su marido, es activa en las redes sociales. «A veces le digo que me deje poner algo sobre él para que vean que tengo marido, pero no le gusta ni se siente a gusto».

En la hora del adiós, los sentimientos se acumulan. «Estamos tristes, pero es el final de una etapa de la vida y hay que intentar disfrutar», sostiene María, habituada a ausencias y a soledades. «Me he ido acostumbrando. He tenido que hacer muchas cosas sola en la vida porque no he podido estar con él en un montón de acontecimientos o celebraciones, pero es algo que estaba incluido en la relación y a lo que me he adaptado bien. Siempre he procurado darle ese espacio para que haga lo que sea sin pedirle nada».

Es una cuestión de complicidad. La misma que ha presidido una relación sustentada sobre la admiración mutua. Por eso, María, licenciada en Enfermería, se emocionó cuando escuchó a su marido darle las gracias «por anteponer el Zaragoza a vosotros». Es lo que tiene compartir a la pareja con el amor a un escudo, a una forma de vida. «Se pueden querer muchas cosas. Es verdad que Alberto habla del Zaragoza como si fuera algo suyo, pero es que ese amor tan profundo lo ha sentido siempre y así lo deja claro cada vez que habla del Zaragoza. Alberto es una persona pura que no actúa por interés porque todo lo que dice y hace parte del corazón. Por eso le quiere la gente».

Entre lágrimas

Será, sin duda, un día mágico. Y difícil. Resultará complicado esquivar un llanto que, de hecho, lleva días haciendo acto de presencia por casa. «Hemos llorado mucho a ratos. Se te acerca un papá en el cole, te dice algo y te emocionas. Está siendo una semana muy emotiva y estamos más sensibles. Es precioso tener todo ese cariño y será magnífico poder estar acompañados en La Romareda por la familia de Ejea, Uncastillo, Madrid, Barcelona y Zaragoza. Todas las entradas que nos han dado han volado».

"Alberto es una persona pura que no actúa por interés porque todo lo que dice y hace parte del corazón. Por eso le quiere la gente»

Cuando todo termine será tiempo de pensar en el futuro. Ahora solo toca disfrutar del último día. «Es que no nos ha dado tiempo a asimilar todo esto. Son muchas emociones», reconoce María, que, en todo caso, deja el porvenir en manos del futbolista, con el que contrajo matrimonio un 1 de junio de 2013, el día en el que el Zaragoza jugó su último partido en Primera División. «Alberto tiene que pensar en lo que desea. Si quiere seguir jugando será fuera de España porque aquí solo quiere hacerlo en el Zaragoza. Si le apetece y le hace feliz, por mi parte ya sabe que no habrá problemas. Y tampoco si decide dejarlo. Yo estaré a su lado siempre».