Real Zaragoza

Liso, el niño prodigio

El entorno del juvenil, que debutó el domingo con el primer equipo del Real Zaragoza, asegura que su irrupción era solo cuestión de tiempo. «A los 4 años ya era un toro», afirman sus entrenadoras de fútbol sala en El Burgo.

«Cerré los ojos y nos vi jugando a la pelota cuando iba a la guardería. Como Víctor, yo tampoco sabía de dónde había salido ese tío», dice su padre

Liso, en sus etapas en El Burgo de fútbol sala, el Montecarlo, en alevines, y el Real Zaragoza, en infantiles.

Liso, en sus etapas en El Burgo de fútbol sala, el Montecarlo, en alevines, y el Real Zaragoza, en infantiles. / SERVICIO ESPECIAL

Santiago Valero

«A pesar de su corta edad, ya era un toro, un portento físico». Raquel Muñoz fue, junto a Eva Benito, la primera entrenadora de Adrián Liso al comienzo de la relación del canterano con el balón. Todo empezó en El Burgo de Ebro, génesis de una trayectoria que el domingo alcanzó su punto álgido con el debut con el primer equipo del Real Zaragoza. Raquel y Eva asistieron a la evolución de Liso desde los 4 a los 10 años, cuando ya era «especial» sobre una cancha de fútbol sala, sobre todo, en el apartado físico. «Destacaba, sobre todo, físicamente. Era un portento físico, muy fuerte. Luego le vas enseñando cómo colocar el cuerpo, el salto de cabeza, los controles o a defender, pero se le veía algo distinto», recuerda Raquel.

Liso desprendía luz a raudales, también en el plano personal, donde derrochaba compañerismo. «Era muy callado y un muy buen compañero. Marcaba muchos goles pero también pasaba muchos balones al resto, hacía mejores a otros que aprendieron más despacio en un equipo muy bueno que lo ganaba todo y Adrián era de los que más destacaban». Hasta el punto de que «muchos entrenadores de fútbol se daban cita a las puertas de los pabellones, pero nosotros aconsejamos a sus padres que aguantara un poco más en el fútbol sala y lo hizo. El primer año de benjamín ya fue a la selección aragonesa a jugar el Campeonato de España desbancando a alguno de segundo año», subraya Raquel.

El Montecarlo

Uno de esos técnicos que aspiraban a hacerse con Liso bien pudo ser Juan Guerrero, que tuvo que esperar hasta alevines para contar en el Montecarlo con ese jugador que le encandilaba y que tantas veces había ido a ver jugar al fútbol sala. «Era muy rápido y potente, se le quedaba pequeña la cancha y se la cruzaba entera en dos zancadas. Lo realmente sorprendente es que, aunque podía irse de cuatro o cinco rivales, lo que hacía era salir del primer regate, levantar la cabeza y pasar el balón y eso es muy raro para un chico de 7 u 8 años», rememora el técnico encargado de adaptar el talento de Liso al fútbol once. Pero no fue difícil. «Marcaba diferencias con su potencia y velocidad. Cada balón largo era una pasada, incluso contra el Zaragoza hacía sufrir a sus defensas».

Juan Guerrero (entrenador de Liso en alevines del Montecarlo): «Era muy rápido y potente, se le quedaba pequeña la cancha y se la cruzaba entera en dos zancadas. Lo realmente sorprendente es que, aunque podía irse de cuatro o cinco rivales, lo que hacía era salir del primer regate, levantar la cabeza y pasar el balón y eso es muy raro para un chico de 7 u 8 años»

Liso era «distinto». El canterano siempre tuvo claro que sería futbolista y así se lo aseguró a su padre mientras salían de pesca. «No tenía otra cosa en la cabeza. Sé que la mayoría de niños también, pero Adrián siempre lo ha tenido claro y ha peleado muy duro para conseguirlo», expone Jesús, todavía abrumado tras una intensa jornada envuelta en emociones. «Desde que empezó a entrenar con el primer equipo, el pasado martes, esto ha sido un no parar. Toda esa convicción que tenía él de que este momento iba a llegar nos la contagió a nosotros, así que sabíamos que era solo cuestión de tiempo. Lo había soñado tantas veces que merecía disfrutarlo», indica su padre, que junto a su mujer y otros familiares, asistió al debut de Adrián desde la grada.

Liso, el pasado domingo en su debut con el primer equipo.

Liso, el pasado domingo en su debut con el primer equipo. / REAL ZARAGOZA

El gran día

Ahí, entre el público, también estaba Juan junto a Alejandro y Víctor, los otros dos entrenadores que dirigieron a Liso en los dos años de alevín en Montecarlo. Otro Víctor, Fernández, ya había dejado entrever en la víspera que había muchas opciones de que debutara, así que los tres decidieron acudir juntos a la gran cita. «Fue un día muy especial. De hecho, se nos olvidó incluso el resultado por un momento y mira que somos zaragocistas, pero es que solo podíamos centrarnos en él, en cómo se colocaba y cómo actuaba ante cada balón que le caía. Estábamos más nerviosos que Adrián. Rival duro, campo lleno, entrenador nuevo, marcador en contra… mucha presión y nos preguntábamos qué estaría pasando por su cabeza», relata Juan, último entrenador de Liso hasta que, en infantiles, fue reclutado por el Zaragoza.

Jesús Liso (padre de Adrián):"Desde que salíamos de pesca, cuando era muy pequeño, tenía claro que quería ser futbolista. Su madurez me sigue alucinando"

Sin embargo, Raquel y Eva, de viaje, no pudieron acudir, pero eso no impidió que celebraran a lo grande el día tan esperado. «Ya fue una locura que hiciera la pretemporada con el primer equipo y fue una pena no poder verlo en directo, pero ya tenemos la camiseta encargada. Era una promesa. La está liando y ahora debe tener minutos. De hecho, estoy segura de que si hubiese tenido alguno más el domingo habría marcado», asevera Raquel, convencida de que lo mejor de Liso aún está por venir. «Va a llegar, no me cabe duda. Lo tiene todo. Siempre ha sido competitivo, luchador, intenso, rápido. Eso sí, ha de tener continuidad».

Raquel Muñoz (entrenadora de los 4 a los 10 años en El Burgo de fútbol sala): «Ya tenemos la camiseta encargada. Era una promesa. La está liando y ahora debe tener minutos. De hecho, estoy segura de que si hubiese tenido alguno más el domingo, habría marcado»

Adrián, el pequeño de tres hermanos, encarna la esperanza del zaragocismo en un futuro mejor. Su estreno con el primer equipo, en una Romareda envuelta en sus mejores galas y como apuesta personal de un emblema como Víctor Fernández, deja vía libre a los sueños. «Es el premio a tantos años de sacrificio, viajes, gastos, pero es que la recompensa ha sido muy grata. Tenía mucha fe en que Adrián llegaría a esto porque tiene la cabeza donde la tiene que tener. Era cuestión de estar con él y esperar el momento. Lo que me sigue sorprendiendo y alucinando es su madurez. Antes del partido todos estábamos muy nerviosos menos él, que me dijo que esto es lo que él había querido y soñado y que no tenía por qué sentir nervios, sino ganas de hacerlo bien», indica con asombro su padre. «Y, sin embargo, yo he estado toda la semana dándole vueltas a la cabeza e imaginando el momento de su debut».

En su último año de juvenil, ha estado casi siempre en dinámica del filial. De hecho, solo ha jugado seis partidos con el División de Honor. Y los ha ganado todos

Liso es un extremo zurdo de los de siempre, un especialista del desborde, el uno contra uno y la potencia. Un futbolista de enjundia cuyo talento le ha llevado a estar siempre por delante de lo que por edad le correspondía. Este curso, el último como juvenil, ha estado casi siempre en dinámica del filial y, de hecho, solo ha disputado seis partidos con el División de Honor. Y los ha ganado todos, incluido el disputado en Barcelona, al que le marcó dos goles. «Cuando salió al campo cerré los ojos y nos vi jugando juntos a la pelota en la buhardilla de casa cuando iba a la guardería y lo hacía tan bien. Yo, como decía el otro día Víctor, tampoco sabía de dónde había salido ese tío», asegura Jesús.

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