Día Internacional contra el 'bullying'

Madres frente al acoso escolar a sus hijos: «Nos ha fallado el sistema»

Educación ha registrado en lo que va de curso un total de 318 casos, menos que en el pasado, que fueron 350 en la misma fecha. Las notificaciones se concentran en Primaria y la ESO, pero también las hay en Infantil. Por eso el departamento trabaja, sobre todo, en prevención.

La consejera de Educación, Claudia Pérez Forniés, durante la inauguración de la jornada. | LAURA TRIVES

La consejera de Educación, Claudia Pérez Forniés, durante la inauguración de la jornada. | LAURA TRIVES / EVA gARCÍA

Eva García

Eva García

«¿Nadie vio el acoso que sufrió mi hija, acoso verbal y machista? No me lo creo». Tanto la víctima como su madre se han sentido desamparadas, sobre todo, porque los centros «no hicieron nada», cuenta la progenitora en una llamada a este diario tras conocer los protocolos de bullying abiertos por Educación (318) y que el departamento trabaja en la prevención y en la revisión de actuaciones para que «sean más rápidos y eficaces», ha asegurado la consejera de Educación del Gobierno de Aragón, Claudia Pérez Forniés, en una jornada sobre Convivencia positiva, con motivo del Día Internacional contra el acoso escolar.

Pero a esta joven, que cursa Bachillerato, no le hicieron caso desde el centro. «Lleva cinco años con el protocolo abierto», asegura su madre, pero «lo han tapado porque dicen que no han visto evidencias» de ese acoso; y por parte del profesorado «no han hecho más que ponerle obstáculos», cuenta. Y eso que tiene el «perfil idóneo». La chavala es Asperger, aunque el diagnóstico llegó tarde, cuenta su madre. De hecho, en febrero le cambiaron de centro educativo (y es el tercero). El patrón se ha repetido en los dos primeros, aunque el comportamiento por parte del primer centro fue positivo, pero «no podían ir contra 60 chicos» . En el segundo no lo fue tanto. Le dijeron que «proyectaba imagen de persona no funcional», explica su madre; pero terminó la ESO con un 9. «Me encontré con un muro» en cuanto fue a decir lo que sucedía.

Le hicieron el vacío (no hubo agresiones físicas) y «yo he visto cómo se reían de ella», por lo que «no creo que nadie más lo viera». Ha sentido «una impotencia tremenda» porque «la han culpabilizado y encima nos han dicho que no la victimizáramos» y la acusaron de que «estaba desestabilizando» al resto de compañeros cuando era al revés. Cada vez que iba al colegio pensaba «¿qué me voy a encontrar hoy?».

Asegura que han vivido un «proceso doloroso» y reclama que «no tengan que cambiarse las víctimas» de centro porque «no tienen que soportar ese sufrimiento. Y se pregunta: «¿a ella, quién le sana sus heridas? ¿Quién la protege?». Espera que en su centro actual no sufra, pero con el traslado tiene que «recuperar asignaturas, no ha ido al viaje de estudios...».

Hacer el vacío

Pero no es el único caso. Otra madre también denuncia que en el centro al que acude su hija «lo han negado». En su caso, todas las chicas le han dejado de lado y cuando conseguía hacer otras amigas, un grupo se dirigía al otro para decirles que «no fueran con ella, que la dejaran sola». Empezó la chica a tener crisis de ansiedad y «tuvimos que ir a urgencias», cuenta la madre. Incluso habló con alguna de las pequeñas y le reconocieron que «la tenían que dejar sola, era más seguro para mantener el grupo unido sin que mi hija lo pudiera romper». Y eso hicieron, «la echaron del grupo y le dijeron que les daba miedo juntarse».

El centro «culpabilizó» a la niña, según la familia, y les dijeron que «eran chiquilladas». Aseguran que el colegio les prometió que harían algo pero «le ha tocado hacer trabajo con ellas» y cuando la familia se plantó, les negaron el acoso.

La madre cree que su hija está siendo «muy valiente». Está en tratamiento psicológico, pero «no presentaron el protocolo a tiempo porque decían que no había pruebas ni acoso». Pero la pequeña no quiere que llegue el domingo porque al día siguiente tiene que ir al colegio. «y no sabe cómo va a ir». La chica «siempre ha tenido muy buenos amigos e incluso en el colegio le decían que no tenía problemas para relacionarse y ahora nos dicen que se relaciona mal», explica.

Solo va las horas lectivas a clase, no al comedor ni otras extraescolares y en el recreo «tiende a esconderse» porque a las que le hablan «les dicen que no lo hagan». Los padres quieren cambiarla de colegio, pero ella no ha querido hacerlo a mitad de curso por si variaba el método de estudio y para no empezar sola a mitad de trimestre. Esperará al final, pero «no sabemos si tendrá plaza» . La situación a veces supera a la familia por la «impotencia» de no poder hacer nada y de «verla sufrir».

Jornada de convivencia

Al encuentro también asistió el jefe de la Brigada Provincial de Policía Judicial, Carlos García Falcón, quien explicó que las «personas quedan dañadas para siempre». Y en cuanto a los datos, aseguró que «pueden ser engañosos» ya que muchos «los resolvemos antes de que se denuncie y se abra el protocolo de acoso». García Falcón reconoció que lo principal es la "prevención" y hay que educar en valores "especialmente a las familias, los colegios lo que tienen que hacer es enseñar y combinando esas dos cosas nos saldría a medio plazo la solución para muchos de estos problemas".

Asegura que es necesario discernir lo que es un caso de acoso o un problema de convivencia. El primero es cuando hay "una víctima, los hechos se mantienen en el tiempo y son hechos por casi siempre los mismos, lo que siempre se ha entendido como el matón" porque, ha explicado, la palabra bullying viene del anglicismo para referirse al toro, "al fuerte, aunque muchas veces son chicas". Además, el "líder del grupo arrastra a otros para amargar a esa persona su estancia en el colegio". Esto, puede según el jefe policial, provocar una serie de patrones como "dolores de cabeza, de estómago, no quiere comer, pierde peso, baja las notas y no quiere ir al colegio".

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