Las personas que tengan Twitter posiblemente lo sepan. Y aquellos que estén en bastantes grupos de Whatsapp, también. El Wordle es tendencia desde comienzo del año y cada día miles y miles de personas comparten los resultados de un juego diario que está tan de moda que hasta el New York Times ha comprado la versión original y hasta ha empezado a llegar a las aulas, ya que hay profesores que lo emplean para el aprendizaje de los niños.

En España la adaptación corre a cargo de Daniel Rodríguez y su éxito pronto traspasó fronteras entre países y personas de habla hispana. La primera versión, la clásica, es la más seguida y compartida, pero después llegó el modo tildes, que complica el acierto de la palabra diaria ya que, como su propio nombre indica, hay que acertar una palabra con tilde, con la de variantes que hay posibles.

En el clásico la mecánica es muy sencilla. El objetivo principal del juego es acertar la palabra diaria (aquí os hablamos de unos trucos para adivinarla todos los días), solo hay un intento y solo se puede hacer una vez en las 24 horas naturales.

Hay que poner una palabra de cinco letras que esté recogida en el diccionario, lo que quiere decir que no vale poner letras al azar y sin sentido alguno. Entonces, cuando confirmes la palabra, cada letra se coloreará de un tono: si es gris, indica que esa letra no está en la palabra y queda descartada. Si es amarillo, esa letra está, pero no en dicha posición. Y si es verde, está y además en ese puesto.

Al haber seis filas significa que hay seis intentos para conseguirla y lo ideal es hacerlo lo antes posible, en el menor número pruebas y se pueden compartir muy fácilmente los resultados, que es una de las claves de su éxito.

Cómo es el científico

Pero ahora tenemos el científico, que tiene sus diferencias con respecto al Wordle clásico, aunque también está creado por Daniel Rodríguez. Por supuesto, emplea palabras del argot científico y otras más específicas del mundillo. La mecánica es exactamente la misma, con los mismos colores y todo, pero sí que cambia la longitud de la palabra, ya que no tiene por qué ser de cinco letras exclusivamente. De hecho, cambia bastante cada día generalmente.

Lo demás sigue igual. Se pueden repetir vocales y consonantes y solo hay una palabra diaria y todo igual, si bien es verdad que las palabras, si no estás familiarizado con el vocabulario científico, puede llegar a ser algo complicadas. Un reto más.