Planchar es una de las tareas que más odiamos y que menos nos gustan. Es verdad que la lavadora tarda su buen rato, pero solo tenemos que ponerla y esperar. No es menos cierto que hay que tender la ropa, pero una colada estándar no te va a llevar más de 15 minutos de forma general y, si tienes secadora, ese tiempo todavía se reduce más.

Ahora bien la plancha es otro cantar. Para que las prendas queden sin una arruga ni media hay que pasar por ella, aunque siempre puedes aplicar unos sencillos trucos para evitar tocarla en muchas prendas. O eso o tener en cuenta para el futuro algunas máquinas que o bien ya facilitan mucho la tarea o bien lo harán de forma automática.

Pero ya que planchar es aburrido y una lata, al menos que se convierta en algo agradable. Y pocas cosas hay más agradables que sentir un aroma fresco y un perfume intenso en nuestra nariz y que se traslade a nuestra ropa, toallas o sábanas.

Solo unas gotas

Además de hacer que nuestra ropa luzca mejor, podemos aprovechar esta actividad para que huela aún mejor. Basta con aplicar un viejo truco de la abuela que se ha vuelto a popularizar.

Solamente tendrás que añadir unas gotas en el agua destilada, una cantidad que tampoco sea una barbaridad ni nada invasivo. Se trata de agua de rosas, un perfume natural y que nos lleva rápidamente hacia la naturaleza.

De este modo, cuando pulsemos el botón de vapor mientras planchamos, el agua de rosas también se vaporizará y perfumará la ropa. Es especialmente eficaz para planchar los cuellos de las camisas. Además, perfumará toda la habitación en la que estemos planchando. Dos pájaros de un tiro.

Lo mejor de este truco es que es totalmente natural y se evitan compuestos químicos que no le hacen nada bien a nuestras prendas. Además, también se evitará que se rompan o se deterioren las planchas, ya que realmente no deja de ser líquido.