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DOBLES PAREJAS

Pablo Esteban: «Hemos cambiado el mundo de la regeneración ósea»

Pablo Esteban: «Hemos cambiado el mundo de la regeneración ósea»

Zaragozano formado en Madrid, Estados Unidos y París, Pablo Esteban es un pionero dentro de la cirugía dental. Abrió su consulta en Independencia en 2010 y con solo 32 años es una referencia mundial en regeneración ósea.

—¿La cirugía dental es una pasión?

—A mí siempre me ha gustado mucho, más el tema de la cirugía que el de la odontología. Empecé joven y me aficioné muy pronto. Normalmente empiezas siendo dentista y después pasas a la cirugía, pero yo empecé directamente en la cirugía. Además, me había apasionado desde siempre el tema de la regeneración ósea.

—¿En qué consiste?

—Cuando se pierden los dientes o las muelas, el hueso se va atrofiando como en todo el organismo. Pierdes las piezas, pasa el tiempo y vas perdiendo hueso. De tal manera que vas a colocar un implante y ya no hay hueso para colocar. Al principio utilizábamos huesos del mentón, de la mandíbula… pero después contactamos con la Organización Nacional de Trasplantes para ver si nos podían suministrar hueso de donante, de banco.

—No resultaría sencillo.

—No, pero conseguimos los permisos y nos convertimos en la primera clínica dental en lograr esos permisos. Y a ellos se los pedimos.

—¿Qué huesos piden?

—Cadera. El hueso tiene dos partes: la cortical y la medular. La de fuera es muy dura, pero la de dentro es más blandita y los vasos entran mejor. Si colocas en la boca del paciente el hueso del donante, que es acelular porque viene congelado, es difícil que se convierta en hueso del paciente. Lo que hacemos es inyectarle células madre del propio paciente. Es como una extracción de sangre pero en la zona de la cadera. Las células madre se las colocamos al hueso congelado, al que no tiene células. Entonces es como si fuera el hueso del paciente.

—Es muy innovador.

—Sí, es muy novedoso. De hecho, en España este tipo de cirugías en su clínica dental solo las hago yo. Cuando faltan piezas, cada defecto es distinto. Hacemos un escáner al paciente, un TAC, y con una impresora 3D imprimimos su mandíbula. Antes de que se siente en el quirófano, el hueso que tenemos del donante lo preformamos en la mandíbula que hemos hecho en 3D. Después lo colocamos y en cuatro meses se ha convertido en hueso del paciente.

—¿Qué porcentaje de éxito tiene?

—En superiores, un 100%; en inferiores llegamos al 90%. Hay que tener en cuenta que utilizamos células madre y eso es lo mejor, es néctar.

—¿Ha tenido buena aceptación?

—Muy buena. Aparte de trabajar con este equipo en Zaragoza, que somos 15 porque hay que llevar muchísimo seguimiento del paciente, trabajo con la doctora Nuria Obradors en Barcelona y con la doctora Verena de Pablo en Burgos.

—¿Le van copiando?

—Esta técnica es pionera y una vez cada tres meses vienen dentistas de Europa a mi consulta a aprenderla. En cirugía no puedes patentar nada. Para que se popularice, tienen que venir aquí.

—¿Se puede entender como un hito?

—Reducimos al máximo la morbilidad del paciente y se puede decir que el mundo de la regeneración ósea ha cambiado.

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