La noche del sábado al domingo a las 00.00 horas desaparecerá el toque de queda, un “problema” reconocido por el Gobierno de Aragón y las autoridades que van a tratar de frenar cualquier conato de fiesta y celebración en Zaragoza esa madrugada. El miedo es que la gente se eche a la calle y proliferen los botellones en los parques y callejuelas, por lo que la Policía ha preparado un dispositivo similar al que se puso en marcha durante el último puente del 12 de octubre, durante las “no fiestas” del Pilar. 

Así se ha acordado este viernes en una reunión extraordinaria de la Junta Local de Seguridad, que ha tenido lugar en la Delegación de Gobierno entre representantes del consistorio (incluido el alcalde, Jorge Azcón) y los responsables de esta institución. La delegada del Gobierno de España en Aragón, Pilar Alegría, ha insistido tras el encuentro que “aunque decaiga el estado de alarma eso no quiere decir que haya decaído la pandemia”. En los mismos términos se había pronunciado antes Azcón minutos antes.

La Policía Nacional, que depende de la Delegación, se encargará de vigilar la ribera de la margen izquierda del río Ebro así como el parque grande José Antonio Labordeta, el de Macanaz y el de Delicias, mientras que los agentes municipales, sobre los que manda el ayuntamiento, vigilarán otras zonas verdes y la ribera de la margen derecha, donde está el club Náutico, antigua zona habitual de aglomeraciones de jóvenes. No se ha especificado el número de policías que conformarán este dispositivo por razones de seguridad, pero la Unidad de Apoyo Operativo (UAPO) de la Local desplegará todos sus efectivos. 

El dispositivo será flexible y se irá adaptando conforme se desarrollen los acontecimientos. Comenzará ya la noche del viernes y se irá prorrogando las semanas próximas en función de las necesidades de vigilancia que provoque la desaparición del estado de alarma. 

Asimismo, la Policía Nacional será la encargada de asegurarse de que se cumple el confinamiento perimetral de la ciudad de Calatayud mientras que la Guardia Civil centrará sus esfuerzos en los barrios rurales de Zaragoza y en el resto de pueblos de la comunidad, donde también se teme que proliferen las reuniones sociales y las fiestas con más personas de las permitidas. El toque de queda, por el momento (la DGA no descarta recurrir a él más adelante), va a desaparecer después de más de seis meses tras su implantación. Y el temor es que mañana, después de meses de encierro nocturno, haya quien aproveche para celebrar la Nochevieja que no pudo disfrutar en pleno mes de mayo.