ZARAGOZEANDO

El fervor por Santa Águeda en Zaragoza: una reliquia y muchos dulces

Miles de zaragozanas se acercarán este domingo a la iglesia del Portillo para mostrar su devoción por la mártir cristiana, patrona de las mujeres

La imagen de Santa Águeda, en la iglesia del Portillo de Zaragoza, recibe cada 5 de febrero a miles de fieles que acuden a rezar ante la mártir.

La imagen de Santa Águeda, en la iglesia del Portillo de Zaragoza, recibe cada 5 de febrero a miles de fieles que acuden a rezar ante la mártir. / ÁNGEL DE CASTRO

Iván Trigo

Iván Trigo

Como cada 5 de febrero, Zaragoza celebra este domingo Santa Águeda, patrona de las mujeres y una de las mártires del cristianismo que más devoción despierta en la capital aragonesa. El epicentro de esta celebración es la iglesia del Portillo, en la plaza del mismo nombre, donde miles de zaragozanas se acercan cada año para rendir culto a la reliquia de la santa, pidiendo así protección frente a las enfermedades.

Santa Águeda fue una mujer que vivió en el siglo III dC. Sobre su vida conocemos lo que ha llegado a nuestros días a través de las actas martiriales, fechadas en la segunda mitad del siglo V. Está documentado que existió, que fue virgen y que fue brutalmente torturada y finalmente asesinada. Murió el 5 de febrero, seguramente del año 251, en Catania, bajo el mandato del emperador Decio.

Esta suerte de biografía se recoge en la página web de la iglesia del Portillo, donde desde el siglo XVI guardan una reliquia de Santa Águeda que, allá por el año 1520, el emperador Carlos I y V de Alemania regaló a Zaragoza para incentivar, todavía más, la devoción que los maños y las mañas ya sentían por esta mártir.

Feligresas, en 2022, acercándose a la reliquia de Santa Águeda en el Portillo. |     ÁNGEL DE CASTRO

Feligresas, en 2022, acercándose a la reliquia de Santa Águeda en el Portillo. | ÁNGEL DE CASTRO

«Desconocemos el momento concreto en el que comenzó la devoción por Santa Águeda, pero sabemos que si en 1520 el emperador Carlos I regaló una reliquia de la mártir a la ciudad es porque ya existía ese culto y el rey trató de fortalecer esa devoción», explica el párroco de la Iglesia del Portillo, Jesús Gracia, que este domingo abrirá sus puertas para que las feligresas puedan acercarse al relicario de plata y con forma de pecho.

Según las actas del martirio de Santa Águeda, esta fue una mujer «que decidió desde muy joven consagrarse a Cristo». Quintiano, uno de los gobernantes de la época, la deseó y pensó que podría seducirla fácilmente. Pero ella se resistió y el mandatario decidió llevarla a un prostíbulo regentado por una mujer llamada Afrodisia.

El lado dulce

Pero Águeda se mantuvo firme en sus convicciones y permaneció virgen, por lo que fue llevada ante un juez que la interrogó. El magistrado mandó que la azotaran y que le cortaran los pechos, motivo por el cual la imagen de la santa suele representarse con sus senos sobre una bandeja. Herida, ensangrentada y mutilada fue arrojada a un calabozo y posteriormente murió.

«Santa Águeda también se celebra en otras iglesias, pero el hecho de que en el Portillo tengamos una reliquia es especial. Esta es una parroquia además muy femenina», asegura Gracia. «Además del culto a Santa Águeda, aquí tenemos los restos de las heroínas de Los Sitios (Agustina de Aragón, Casta Álvarez y Manuela Sancho) y también a la Virgen del Portillo y a la Virgen de Lourdes. En las pechinas también están representadas las figuras de cuatro mujeres que se caracterizan por su fortaleza», añade el párroco.

Reliquias o ‘tetas’ de Santa Águeda de la pastelería Tupinanba, en Don Jaime I.  |              ÁNGEL DE CASTRO

Reliquias o ‘tetas’ de Santa Águeda de la pastelería Tupinanba, en Don Jaime I. | ÁNGEL DE CASTRO

Y como toda buena celebración en Aragón, los zaragozanos no podíamos pasar esta fecha sin comernos un dulce típico. Si después del roscón de Reyes, el de San Valero (y el de San Blas) había gente que se había quedado con ganas de postre, las reliquias o tetas de Santa Águeda son la excusa perfecta para seguir disfrutando de la pastelería tradicional.

Estos dulces tienen forma de pecho femenino y se pueden comprar en la mayoría de las pastelerías de la ciudad, aunque las más tradicionales, como Fantoba, Tupinamba y Lalmolda son de las que más éxito tienen. «La masa es como la del roscón. Es un bollo enriquecido con peladura de naranja y azahar que nosotros rellenamos con trufa o nata y después le echamos chocolate por encima», cuenta Elisa Lorda Lalmolda, de esta última tienda. «Desde que yo tengo memoria se lleva haciendo este postre. No se come tanto como el roscón pero nuestros clientes más fieles lo encargan todos los años», cuenta la responsable de este negocio familiar, que cuenta ya con cuatro generaciones de tradición. ¡Feliz Santa Águeda!

Suscríbete para seguir leyendo