INSTITUCIONES PENITENCIARIAS

Ponencia en Zaragoza: "Una persona en su sano juicio no debería adaptarse bien a la cárcel"

La Facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza albergó este viernes la segunda sesión de las jornadas 'Reeducación y reinserción social mediante el tratamiento penitenciario'

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De izquieda a derecha, Manel Capdevila, jefe del área de investigación y formación en ejecución penal; Miguel Ángel Boldova, catedrático de Derecho Penal en la Universidad de Zaragoza; Petra Mínguez, coordinadora técnica de la Central de Observación, y José María Bustos, responsabel del programa de análisis e inspección penitenciaria del País Vasco.

De izquieda a derecha, Manel Capdevila, jefe del área de investigación y formación en ejecución penal; Miguel Ángel Boldova, catedrático de Derecho Penal en la Universidad de Zaragoza; Petra Mínguez, coordinadora técnica de la Central de Observación, y José María Bustos, responsabel del programa de análisis e inspección penitenciaria del País Vasco. / LAURA TRIVES

«Ha habido un renacer de la reincidencia en los últimos años». Estas fueron las palabras que pronunció este viernes Miguel Ángel Boldova, catedrático de Derecho Penal en la Universidad de Zaragoza, para dar el paso a tres expertos en la materia que participaron en la mesa redonda ¿Efectividad de tratamiento? Resultados de estudio de reincidencia penitenciaria. Todos ellos abordaron con precisión la cuestión desde diferentes prismas y especialmente didáctico se mostró José María Bustos, responsable del programa de análisis e inspección penitenciaria del País Vasco, al ligar el estudio de la reincidencia con la clasificación del grado penitenciario para cada uno de los reos. «El juicio de reincidencia es fundamental y el modelo que se utilizaba antes era perfectamente inútil porque no se ceñía a la etiología delictiva», se arrancó Bustos en el Aula Magna de la Facultad de Derecho.

El profesional justificó que el análisis debe basarse en «un modelo multifactorial» para llegar a «una interpretación» que permita promover el régimen abierto «como una forma normal de cumplimiento de la pena». De los exámenes a los que se someten los presos, Bustos resaltó dos al enumerar una primera clasificación inicial –análisis de la entrada en prisión, comportamiento y entorno social– y una segunda clasificación de progresión –conducta penitenciaria y cumplimiento del tratamiento– una vez que el presidiario ya suma buena parte de la condena entre rejas.

El estudio de todo ello, a su juicio, es relevante para prevenir la reincidencia entre los condenados, por lo que apela a valorar individualmente cada uno de los casos. El objetivo, según Bustos, es adaptar las penas de cárcel y los grados penitenciarios a las características de los presos para evitar que vuelvan a delinquir. «Pensar que un buen interno es un buen ciudadano y viceversa es incorrecto», afirmó. «Una persona en su sano juicio no debería adaptarse bien a la cárcel», añadió.

Su intervención fue acompañada de la participación de Manel Capdevila, jefe del área de investigación y formación en ejecución penal, y de Petra Mínguez, coordinadora técnica de la Central de Observación. Ambos presentaron los resultados de sus respectivas investigaciones con datos reveladores. Mientras que Capdevila sostuvo que «el 8% de los reincidentes cometen el 80% de la reincidencia», Mínguez cifró en torno al 20% los excarcelados que vuelven a la vida entre rejas.

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