EL DESARROLLO DE LA CIUDAD

El barrio que innovó Zaragoza y que ahora pasa de niño a adulto

Construido en los albores del nuevo milenio, Parque Goya supuso una primera prueba de lo que luego serían otros distritos que se construirían unos años después 

El tranvía pasa por el barrio de Parque Goya, en Zaragoza.

El tranvía pasa por el barrio de Parque Goya, en Zaragoza. / Miguel Ángel Gracia

Recuerda el presidente de la Asociación Vecinal Parque Goya, Jesús Trasobares, que los primeros habitantes del barrio llegaron a esta zona de la ciudad con el nuevo milenio. En su mayoría, se trataba de parejas jóvenes, entre los 25 y los 30 años, que decidieron asentar su proyecto vital en un innovador espacio proyectado en las afueras. La juventud de sus habitantes y la calidad de vida propició que estas familias crecieran y sus hijos dieran vida a un espacio que rejuvenecía la capital aragonesa. Ahora, casi un cuarto de siglo después, muchos de esos niños son jóvenes, como también lo es un barrio que mira al futuro asentado y con la nómina de servicios bastante bien cubierta -salvo por la espinita del centro cívico-, aunque también afronta nuevas necesidades que requieren respuestas.

"Ahí caímos un montón de familias, que en aquellos años estábamos en edad de casarnos, con unos 30 años", rememora Trasobares de un momento en el que había "mucha necesidad de vivienda para jóvenes". Precisamente, Parque Goya fue un proyecto nacido en los años 90 en el seno del Gobierno de Aragón, con el fin de dar solución a esas necesidades habitacionales que existían.

Concebido en sus inicios como Puerta de los Pirineos, finalmente se llamó Parque Goya y su primera piedra la colocó la entonces alcaldesa de la ciudad, Luisa Fernanda Rudi, y el presidente de Ejecutivo autonómico, Santiago Lanzuela, un 30 de octubre de 1997. Casi tres años después, el 20 de abril del año 2000, la primera familia llegaba a su nueva casa. Este barrio ofrecía a sus habitantes un espacio novedoso para la época en la capital aragonesa, con viviendas bioclimáticas, la mayoría, de protección oficial, y amplios espacios. "En ese momento era un plan muy ambicioso de vivienda", destaca el presidente vecinal. «Luego ya vinieron otros lugares como Valdespartera o Montecanal, pero en aquel momento, a Parque Goya lo tomaron como una especie de proyecto piloto para analizar cómo se podía hacer un barrio en las afueras", profundiza.

De esos primeros años también recuerda Trasobares cómo las familias iban llegando conforme se construían los edificios, "prácticamente solar a solar". Y cómo en esos momentos "no había absolutamente nada", pues solo llegaba la línea 29 del autobús, que paraba en la Academia General Militar. "Me acuerdo de que durante los primeros meses ni siquiera había servicio de basura", apostilla.

Fue, precisamente, esa demanda de servicios, sobre todo, de transporte, lo que llevó supuso el germen de la asociación que ahora encabeza, pues, como relata, "la gente se empezó a movilizar al ver que el 35 se quedaba en San Juan de la Peña y no llegaba a Parque Goya, que era una de las promesas que se habían hecho al barrio".

Consolidado

Concebido en dos fases, separadas por la autovía de Huesca, la segunda de ellas comenzó a construirse unos años después y, ahora, tras haber pasado casi cinco lustros, ya no hay solares vacíos.

Con servicios ya como cuatro colegios, el instituto, un centro de salud o una ludoteca, la consolidación de Parque Goya es una realidad que, en buena medida, también ha derivado de las reivindicaciones vecinales. De hecho, y aunque Trasobares considera que ahora está bien dotada la zona, todavía queda algún aspecto sin cubrir. "Creo que podemos estar satisfechos de lo que sea ha conseguido, salvo por la espinita del centro cívico".

Es, precisamente, esa dotación la principal reivindicación de los cerca de 10.000 vecinos que residen actualmente en este barrio joven que, poco a poco, se convierte en adulto. "Los niños se han ido haciendo mayores y ahora la media de edad de la gente que llegamos ronda los 50 años. Y los chicos están entre los 20 y los 25, ya no son niños", recalca. Sobre estos jóvenes, afirma que no cuentan con opciones de ocio alternativo, más allá del centro de tiempo libre que lanzó la propia asociación con recursos propios.

Además, el representante vecinal también observa otras necesidades, como las que empiezan a tener esas primeras parejas que llegaron con unos 25 o 30 años y ahora rozan el medio siglo de edad. "Necesitamos un espacio que preste servicio a todas las edades, incluso a nosotros, a la gente adulta, porque ya necesitamos un punto de encuentro", precisa.

Estas reivindicaciones también se hacen extensivas a la tercera edad, pues, como explica Trasobares, muchas de las familias del barrio están trayendo a sus padres a vivir con ellos. "Notamos que la población de gente mayor está creciendo y hemos puesto en marcha varios proyectos", dice, sobre iniciativas como un café tertulia o talleres para reforzar la memoria y la salud.

En esa misma línea, la creación de residencias públicas para mayores también es otra de las necesidades que observan desde una entidad vecinal que también se opone a la creación de una depuradora en el Picarral por parte de la empresa Tereos.

El estadio móvil y el tráfico

Parque Goya pertenece, administrativamente, al distrito del Actur, donde existe el proyecto de levantar en el Parking Norte un estadio portátil para que juegue el Real Zaragoza mientras duren las obras de remodelación del campo de La Romareda. A esta iniciativa mira de reojo Trasobares, pues aunque observa que queda lejos de Parque Goya, sí que matiza que el hecho de que 20.000 personas acudan los fines de semana a ese entorno "sí que puede generar algún perjuicio" en el plano del transporte. Y asevera: "Lo que nos sabe mal es que se dedique tanto dinero en este tipo de cosas cuando hay necesidades que son mucho más apremiantes".

Sobre este asunto, pone como ejemplo el hecho de que no haya instalaciones deportivas en Parque Goya, el estado del hospital Royo Villanova, la ausencia de residencias para ancianos o que el tranvía no llegue hasta el centro hospitalario.

"Sabemos que hace falta un estadio, somos conscientes de que va a ser un beneficio para la ciudad, pero pensamos que el ayuntamiento y la DGA podrían tener unas prioridades y ser un poco conscientes de las necesidades de los vecinos", añade.

A pesar de estas reivindicaciones, Trasobares destaca que los habitantes del barrio tienen una percepción de calidad de vida muy alta. "Me imagino que la calidad de vida la da que estemos a las afueras, que hacemos mucha vida de calle y que es un pequeño pueblo de unas 10.000 personas», analiza.

"De hecho, se va poca gente del barrio y no hay vivienda a la venta, Y la que sale en alquiler, se agota en segundos", añade. "Hay un arraigo de barrio", concluye.

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