El Zaragoza no vive sus mejores días y es lógico que en la afición haya un desencanto mayor o menor, pero hay ciertas actitudes que no se justifican bajo ningún concepto, porque se alejan del mínimo comportamiento cívico y hasta ético que puede tener un seguidor. Zapater vivió el sábado una experiencia desagradable que solo es consecuencia de la inconsciencia de algunos, de unos pocos, que representan a la minoría ultra del equipo aragonés y en ningún caso pueden erigirse en voz mayoritaria de unos aficionados que saben respetar a sus futbolistas en los buenos y en los malos momentos.

Ese respeto brilló por su ausencia en el pequeño grupo que devolvió por dos veces las camiseta del ejeano, además de dedicarle lindezas como "mercenario" o algún insulto mayor. A Tarragona fueron más de 400 seguidores zaragocistas, la mayoría de ellos ejemplo de fidelidad. Sin embargo, ese pequeño grupo estaba situado en las tres primeras filas, donde había varios miembros de la peña radical Ligallo Fondo Norte, la misma que está recogiendo firmas para recuperar el antiguo escudo. Antiguo o viejo, ese escudo está en la camiseta que fue devuelta por dos veces al césped.

Al final del partido varios jugadores, como Pignol, el propio Zapater, Oliveira, Ayala o Paredes, acudieron a dar las gracias a la afición por su apoyo, un gesto bonito en cualquier caso y más si lo hacen todos los futbolistas, algo que por cierto no sucedió el sábado. Zapater fue uno de los que lanzó su camiseta y se marchó, pero volvió su mirada y vio que su elástica la tenían los vigilantes de seguridad. Se volvio a acercar y la lanzó de nuevo a la grada, con el mismo resultado y además el futbolista se tuvo que oír frases desagradables desde esas tres primeras filas, a las que siguieron después cánticos a su favor del resto de aficionados.

Con la camiseta de nuevo en el césped, un seguidor, que sí aprecia el valor sentimental que puede tener la elástica, saltó al césped para cogerla. Entonces, los vigilantes de seguridad lo quisieron detener por acceder al campo, pero Zapater y Paredes mediaron para evitar esa detención.