"Quiero a mis hijas, aguanté nueve meses con desmayos, vómitos y con sangrados, por lo que no puedo hacer eso. Es una barbaridad". Con esa contundencia se defendió, ayer, Ikram Benhadi, la joven marroquí que en diciembre del 2014 fue detenida en la capital aragonesa como responsable de la muerte de dos de sus niñas y de haberlo intentado con una tercera. Habría realizado un rito bereber para evitar que un Djinn o genio se introdujera en las menores. Su ímpetu a la hora de declarar ante la Audiencia de Zaragoza hizo que el velo que cubría su cabello llegara a desprenderse sobre sus hombros. Se enfrenta a 55 años de cárcel que pide el fiscal José Luis Hedo.

Ayudada por un traductor, esta joven relató la docena de visitas al médico e ingresos hospitalarios cada vez que sus hijas, Sara --falleció en el 2011--, Marwa --murió en el 2014-- y Riham --la única que, al parecer, se salvó tras estar custodiada temporalmente por los servicios sociales de la DGA--, presentaban signos de faltarles el oxígeno. Aseguró que las menores sufrían esos problemas desde el momento en que nacieron e incluso en el propio hospital. "Se ponían blancas, con los labios morados y vomitaban", apostilló.

FALLECIMIENTO

Los episodios de asfixia se produjeron tanto cuando las niñas estaban a solas con la propia Ikram Benhadi, como cuando estaban presentes su esposo Mimoun, su suegra Najma y su cuñada Soraya. Eran siempre tras darles de lactar, momento en el que, según los investigadores, se le practicaba el supuesto rito bereber para evitar que los Djinn se introdujeran en sus cuerpos.

Una creencia supersticiosa propia del norte de Marruecos del que procede la procesada y que rechazó rotundamente. "Yo nunca he escuchado esas cosas",. afirmó, al tiempo que subrayó que, junto a Alá, también cree en los médicos "y en nadie más". También negó que no quisieran practicarle la autopsia a su primera hija muerta, Sara, porque "quería saber qué le había pasado".

La versión de Ikram Benhadi fue corroborada por todos sus familiares. Describieron varios episodios de asfixia en los que la madre no estaba presente. "Marwa tenía hambre, le dimos de comer, le cambiamos el pañal e Ikram se fue a hacer el café cuando, de repente, se empezó a amoratar y se nos murió en el centro de salud", afirmó su suegra.

Esta mujer y su hijo señalaron a preguntas de los abogados de la defensa, Pedro Pascual y Eladio Mateo, que las muertes "no fueron por un demonio", sino porque sufrían una enfermedad que los médicos no consiguieron descubrir. Echaron mano del árbol genealógico para recalcar que la suegra de Ikram había perdido tres niñas en situaciones parecidas y que a sus hermanos también les ocurrió. Hoy continuará el juicio.